«Con la crisis, la biblioteca se llena por las mañanas de adultos»

En la Casa del Alemán de Barcarrota se encuentra la biblioteca municipal. El edificio era propiedad de una familia bastante adinerada. A mediados del siglo XX, la familia lo donó al ayuntamiento de Barcarrota para que tuviera un uso cultural. Primero fue instituto. Después se instalaron en él la universidad popular, la emisora de radio, la biblioteca y la escuela de música.

-¿Barcarrota es un pueblo diferente?

-Siempre se ha definido como villa de rancia solera. Se conserva muy bien un patrimonio que le da un aire especial. Es una encrucijada de caminos. Yo soy oliventino, pero me defino como barcalentino porque donde he triunfado profesionalmente es en esta biblioteca. Lo mejor que me ha pasado en la vida es conocer a Purificación Herrera, mi pareja, que es de Barcarrota y me abrió las puertas de esta localidad, gente que apostó por mí encargándome que llevara la biblioteca. Pero lo más importante es el cariño de la gente y el cariño de los niños.