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JULIÁN MÉNDEZ
Jueves, 8 de noviembre 2007, 02:16
El rugby es un deporte que se adapta a cualquier cuerpo. Los gruesos empujan en la melée, los altos sirven para la segunda línea, los bajitos, con espíritu de guindilla, de medios... Incluso, se puede placar, saltar en la touche y percutir sobre los contrarios con una sola pierna. Como Nicolás Pueta.
Este joven argentino que juega como tercera línea en el equipo de San Andrés se ha ganado la admiración del mundo del rugby por su desbordante afición. Hace unos días, durante la cena de gala de la International Rugby Board, fue premiado con el premio Espíritu del Rugby. Antes de recibir el galardón, los asistentes a la gala pudieron ver unas imágenes de Pueta desempeñándose sobre el terreno de juego, a saltos. Los asistentes, emocionados y conmovidos, se pusieron en pie y aplaudieron largamente al muchacho. Recibió el galardón de manos de Felipe Contepomi, el tercera de los Pumas, y en presencia del capitán Agustín Pichot y del apertura Martín Hernández.
Pueta sufre una malformación en el fémur de su pierna izquierda. De pequeño pasó tres veces por el quirófano (tras una de ellas, pasó un año sin poder caminar), pero a los 10 años se negó a seguir sufriendo. «Yo nací así y me quiero quedar así», gritó. «Empecé entrenando de chiquito en el colegio. Al principio años tenía que ir a cambiarme a las casas de mis amigos porque mi papá, Daniel, que jugó rugby en Obras y Pueyrredón, no me dejaba. Después se empezaron a dar cuenta», recuerda. Hijo de una profesora de Educación Física, el joven Pueta también se defendía en fútbol, natación, baloncesto y atletismo (hacía salto de altura: era capaz de batir 1,45 sobre una sola pierna). «Pero el rugby me gustaba por mi viejo. Le pedía los botines a mi hermano Agustín, dos años menor. Me apretaban el pie», sonríe. «Jugaba a otros deportes para sacarme la leche de no poder jugar al rugby. En fútbol era defensor o arquero, que era lo más lindo porque me podía revolcar y agarrar la pelota con las manos, como en el rugby, lo que más me gusta». ¿Vaya que si le gusta!
Hace unas semanas, Nicolás Pueta cumplió un sueño. Fue uno de los 200 voluntarios que colaboraron con las selecciones que disputaron el Mundial de Rugby de Francia. Hizo su trabajo. Sobre una pierna.
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