

Secciones
Servicios
Destacamos
J. V. MUÑOZ
Lunes, 14 de enero 2008, 10:15
El Archivo Municipal de Toledo ya dispone de la colección de 50 fotografías inéditas del asedio republicano al Alcázar de Toledo que tenían en su poder los herederos del aviador inglés de origen surafricano y brigadista Vincent Doherty. El descubrimiento de estas imágenes, fruto del azar, no sólo enriquece el fondo documental de la Guerra Civil sino que también ofrece detalles históricos de cómo fue el principal ataque miliciano sobre la fortaleza toledana el 18 de septiembre de 1936, una semana antes de que las tropas nacionales liberaran a los sitiados -entre ellos al coronel Moscardó- y a decenas de rehenes.
El hallazgo hay que agradecérselo al historiador catalán Carles Querol y a la traductora Ruth Anya Doherty, nieta del brigadista.
Robert Capa
Todo empezó cuando a Querol le encargaron que fotografiara la misma zona del Alto Penedés que el mítico fotógrafo Robert Capa había inmortalizado con su cámara en 1939. El trabajo de Querol se exhibió en una exposición en Londres para la que necesitó la colaboración de Anya Doherty y ahí surgió todo.
Por casualidad, la traductora le comentó que aún conservaba en su casa un álbum familiar con fotos de su abuelo en Toledo durante los primeros meses de la Guerra Civil, todo un tesoro documental que hizo brillar los ojos de Querol y que a partir de ahora será custodiado en el Archivo Municipal de Toledo.
El Ayuntamiento toledano prevé difundir parte de estas imágenes a través de su página web a medio plazo. «Yo recibí las fotos de unas tías mías con la encomienda de que fuesen entregadas a alguna entidad pública española y ahora que he cumplido este encargo me siento satisfecha», comenta la nieta del aviador.
Al parecer, las fotografías no fueron realizadas por el propio Doherty sino por algún fotógrafo profesional británico o estadounidense aunque sí acabaron en sus manos y más tarde quedaron olvidadas en un cajón de su casa.
Destrucción
Las instantáneas reflejan la destrucción de parte de la ciudad monumental, sus calles convertidas en barricadas y la vida en el frente de los milicianos que durante 67 días trataron sin éxito de tomar el Alcázar debido, fundamentalmente, a su precario armamento y deficiente formación militar.
Las que reflejan el aspecto de la céntrica plaza de Zocodover en septiembre de 1936 llaman la atención al reflejar un espacio que apenas ha cambiado en casi 72 años: donde había vehículos militares, parapetos de sacos de arena, grupos de milicianos y monjas exclaustradas levantando el puño y coquetos cafés de finales del siglo XIX hoy aparecen turistas, entidades bancarias y hamburgueserías.
El mito
Vincent Doherty se había alistado en 1932 en la Royal Air Force británica. Cuatro años después llegó a Toledo a la edad de 26 años junto a un grupo de brigadistas ingleses para luchar contra las tropas rebeldes. En abril de 1937 abandonó España y después participó en la Segunda Guerra Mundial.
Más tarde trabajó para la aviación civil en África, continente en el que falleció en 1967 sin conocer a su nieta Anya y con sus fotos de Toledo a miles de kilómetros de distancia.
Su vida fue más propia de un aventurero que de un militar tradicional y algún historiador sugiere que su presencia en España se debió a su posible trabajo como espía para las Fuerzas Aéreas Británicas ya que a éstas les interesaba conocer con todo detalle cómo eran y actuaban los aviones alemanes e italianos que luchaban al lado del bando nacional.
Lo cierto es que este brigadista internacional o audaz espía conservó una importante colección de fotografías que ahora descubren nuevos detalles de cómo fue el asedio al Alcázar.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Favoritos de los suscriptores
Recomendaciones de HOY
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.