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Los protagonistas del Reto de la Plata, que recorrieron 333 kilómetros en menos de 24 horas. / HOY
«No faltó un grito de ánimo por cada pueblo que pasamos»
CACERES

«No faltó un grito de ánimo por cada pueblo que pasamos»

Pedro José Hernández narra cómo fue el Reto de la Plata, una carrera de 24 horas para ayudar a niños saharauis

MANUEL-M. NÚÑEZ

Lunes, 28 de enero 2008, 10:14

Ocho jóvenes se lían la manta a la cabeza y deciden hacer algo extraordinario, diferente: recorrer Extremadura de sur a norte y que sea, además, en menos 24 horas. 333 kilómetros, relevos, un ritmo de cuatro minutos y 20 segundos por kilómetro. Todo o nada. La propuesta, que por sí misma ya es llamativa, se carga de sentido cuando se le concede un toque solidario, de recuerdo para los miles de refugiados saharauis.

El Reto de la Plata, cuyo inspirador principal fue el atleta de Torrejoncillo Pedro José Hernández, se desarrolló el pasado fin de semana, entre Monesterio y las inmediaciones de Baños de Montemayor, bajo esos parámetros. Ahora, este treintañero curtido en mil batallas sobre el terreno, de profesión bombero y de ilusiones infinitas, campeón nacional de maratón alpino e incansable aventurero, hace balance del 'Reto'. Una semana después, suspira y, aunque no saca pecho, puede decir bien alto aquello de 'prueba superada'.

Triatletas, remeros, atletas, montañeros, médicos, auxiliares, cámaras, conductores, 'fisios'... Un equipo al completo por la antigua vía romana de la Plata. El Sáhara y sus niños refugiados, para quienes recogieron material deportivo y escolar, les animaron desde la lejanía del desierto en cada kilómetro recorrido. Pedro José Hernández no puede evitar sentirse especialmente orgulloso de ello.

«Salió, en todos los aspectos, mucho mejor de lo que esperábamos. La recogida de material fue un éxito. Llenamos todas las furgonetas y hubo varios paisanos que pusieron su coche para llevar el material».

Pesaban más al final

«Estamos molidos, pero ha merecido la pena», decían los protagonistas el lunes, apenas unas horas después de la carrera. Ahora, la distancia y el tiempo permiten una reflexión más a fondo: «Éramos ocho corredores, un suplente, un fotógrafo, un cámara, dos 'fisios', dos conductores, cuatro personas de logística para recogida de material, un medico, una enfermera y un equipo de cinco personas del laboratorio de alto rendimiento deportivo de Toledo, así como unos diez animadores de Torrejoncillo que nos acompañaron durante las 24 horas», señala Hernández.

¯¿Con qué detalle se queda?

¯Todos los corredores, somos de buen comer y los chicos de Toledo nos pesaron por la mañana antes de comenzar la prueba. Yo di en la báscula 58 kilos. Después de la primera posta de 11 kilómetros por un camino que picaba para arriba, con un sol calentando, y 35 minutos de carrera di 56 kilos. A las dos horas y media volví a correr y al terminar marqué en la báscula 58,5 kilos. Eso refleja que cuando íbamos en las furgonetas no parábamos de devorar frutas, bebidas isotónicas y lo que pillábamos

¯¿Cuál fue el momento de más dificultad?

¯Salió todo tan bien que no se nos planteo prácticamente ninguna dificultad, excepto que en la zona de Almendralejo nos paró la Guardia Civil para pedir la documentación. La furgoneta, que llevaba todas autorizaciones, estaba a casi 40 kilómetros recogiendo material. Ahí tuvimos un momento de incertidumbre y no sabíamos qué iba a suceder. Estuvo parada unos minutos, hasta que nos dieron paso .

¯Sin embargo, al final iba la prueba con tanto adelanto que incluso hubo que bajar el ritmo...

¯Esto fue muy curioso, por que en diciembre estuvimos haciendo el camino en bici y la conclusión que sacamos es que lo de bajar de 24 horas iba a ser una empresa complicada. Al pasar Mérida llevábamos casi dos horas de adelanto y llegamos a tener casi tres. Intentábamos ir despacio, pero llevábamos mucho adelanto y los corredores al terminar querían tener la sensación de que se había sufrido. A partir de Cáceres empezamos a correr varios a la vez y de los 42 kilómetros aproximados que teníamos pensado hacer en un principio hicimos entre 70 y 80 kilómetros cada corredor.

Atleta incansable, habitual en pruebas alternativas, Pedro José Hernández se sincera sobre el fondo de la cuestión: «Aún hoy, una semana después, me emociono al recordar el paso por Monesterio, con cientos de personas con banderas extremeñas y saharauis saludando a la comitiva del 'Reto' y animando emotivamente a Fran. Por todas las ciudades y pueblos que pasamos no faltó un grito de ánimo que nos empujaba a correr cada vez mas deprisa»

Termina la prueba, llega la hora del descanso, de mirar al futuro. La pregunta parece ineludible: «¿Cuál será el próximo reto?». Y Pedro José Hernández, que se ha empeñado en poner en marcha una competición de maratón alpino en Extremadura, no se lo piensa: «Para mí, casarme... Si mezclas amistad, ilusión, deporte y aventura. Todo eso es una bomba y de ahí sacas cualquier reto» .

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