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CELIA HERRERA
Viernes, 21 de marzo 2008, 15:04
Cuando el bolsillo ya no da para más, y la situación pinta mal, lo primero que dejan de pagar los extremeños es el crédito de la tarjeta y los plazos del objeto comprado que menos se quiera: el frigorífico, la televisión de plasma, y en los casos más desesperados, el coche.
Si la cosa está fatal, pero fatal, se deja de pagar los plazos de la hipoteca de la segunda vivienda. Lo último, la casa familiar, y antes de llegar a este extremo, los extremeños hacen las piruetas financieras que hagan falta, como saben muy bien en los bancos.
Los extremeños «son buenos pagadores», en general, si la economía se lo permite, aseguran los responsables de diversas entidades bancarias. La dignidad y el buen nombre siguen siendo valores apreciados por la sociedad, y a nadie le gusta estar en la lista de morosos.
Vida más complicada
Sin embargo, hay situaciones en las que la realidad se impone. La subida de los intereses, la escalada imparable de la inflación, la ralentización de la economía, y la mayor dificultad a la hora de obtener préstamos, están complicando las cuentas de muchos ciudadanos y empresarios, para los que el futuro, hace un año, presentaba otras perspectivas.
Como ejemplo de las dificultades que empiezan a hacerse patentes, familias y empresas extremeñas dejaron impagados en enero más de 17,1 millones de euros en letras, cheques y pagarés, el 47,7% más que el año pasado en las mismas fechas, según indica el último estudio del Instituto Nacional de Estadísticas.
La mayoría de los expertos aseguran que estos impagos, que sólo son indicativos de una parte de la morosidad total, son generados por las empresas en sus relaciones entre proveedores y clientes, ya que los endeudamientos de las familias se corresponden, en su mayor parte, con los créditos al consumo y las hipotecas inmobiliarias.
Posibles causas
La situación de morosidad que sufren las empresas extremeñas por sus deudas comerciales se debe, principalmente, al aumento de los tipos de interés, que les resta liquidez para afrontar los pagos pendientes, y «a la ralentización general de la economía», explica Miguel Ángel García Redondo, director del Área de Planificación y Control de la Caja de Extremadura, que coincide así con el diagnóstico de la mayoría de los expertos económicos del país.
El problema es general en toda España, destaca el informe del INE, que cifra en casi el 4% el aumento del número de letras y pagarés devueltos por impago a nivel nacional, con un porcentaje del 4,2% de impagados sobre deudas vencidas.
En Extremadura, el número de letras y pagarés impagados en enero de este año se elevaba a 5.272, con una tasa de impagados sobre vencidos del 4,60%, mientras que el año pasado se registraban en las mismas fechas 4.477 impagos, y un porcentaje del 3,70%.
Como ocurre con otros indicadores económicos, el índice de endeudamiento entre empresas es mucho más elevado en la provincia de Badajoz que en la de Cáceres, refleja el estudio.
Mientras que en la provincia pacense el importe total de la deuda comercial asciende a casi 11,5 millones de euros, en Cáceres no llega a los 5,5 millones.
El informe del INE también destaca que las cajas de ahorro son las entidades financieras con mayor cantidad de pagarés y letras impagadas, con un importe adeudado de casi ocho millones de euros.
De todos modos, la situación en la región «aún no es preocupante», coinciden en señalar los expertos consultados, ya que los porcentajes de morosidad de los que parte Extremadura, y España en general, han sido bajos hasta el momento, y rozan el 1% en cuanto a los créditos concedidos por bancos, cajas, y cooperativas a particulares y empresas, según el Banco de España, muy por debajo de la media europea, que alcanza el 2,5%.
«Es la mayor tasa de morosidad de los últimos 15 años, pero se ajusta a la media histórica, y no se puede decir que sea alarmante. Un porcentaje del 1% es aún soportable para la economía española, pero debe encender las alarmas y llamar a la reflexión», recomienda Javier Bardají, director regional de BANIF.
Otros indicadores
El aumento de la morosidad en España coincide con un descenso del consumo, según los datos de un reciente análisis realizado por el Ministerio de Economía.
A nivel nacional, el Indicador de Confianza en la Industria está en el -7,8, el más bajo de los últimos dos años, y el Indicador de Confianza del Consumidor estaba en febrero en el -20,9.
El pequeño comercio extremeño todavía se está salvando, aseguró ayer Emilio Doncel, presidente de la Federación Regional de Comercio de Extremadura, quien señaló que aún no han llegado los problemas.
«Por lo que me dicen los compañeros, no va tan mal la cosa. Pero estamos así por ahora, porque dentro de seis meses, como siga bajando el consumo, y las tiendas no puedan pagar a sus proveedores, entonces puede que comiencen las dificultades», advierte, con prudencia, el presidente de la Federación Regional de Comercio.
La construcción
«Me atrevería a decir que las principales dificultades con la morosidad en Extremadura las están pasando en el sector de la construcción», señaló Miguel Ángel García. Este sector es «el más discriminado» en la actualidad a la hora de obtener más créditos de los bancos «porque es muy volátil y no tiene demanda», confirmó José Luis Ansola, director gerente de Creditfacil, una empresa extremeña especializada en la gestión y obtención de préstamos.
Según un estudio de ámbito nacional, el sector de la construcción es en el que más se tarda en pagar a los proveedores.
Si el plazo medio de pago acordado entre empresas en España es de 80 días, en la construcción el pago puede aplazarse hasta 200 días.
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