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SANTIAGO CAMBERO
Lunes, 14 de abril 2008, 04:29
Hoy, existe preocupación social sobre la calidad de la enseñanza escolar que están recibiendo las futuras generaciones de ciudadanos y ciudadanas. La opinión pública participa de ese debate sobre la necesidad de transformar el modelo educativo hacia metas acordes a las demandas sociales actuales. Así, la educación se eleva como asunto prioritario en las agendas gubernamentales, en aras a alcanzar mayores cotas de igualdad de oportunidades, y formar proactivamente a los integrantes de una incipiente sociedad del conocimiento. Para ello, se aprueban reformas educativas a fin de mejorar el sistema y los procesos de aprendizaje, que en ocasiones responden más a criterios partidistas, que propiamente pedagógicos. De igual modo, hay un continuun de exigencias para los trabajadores de la enseñanza en un contexto societario cambiante, donde los padres y madres parecen haber delegado por completo su función educadora en los maestros y profesores. Tal hecho social degenera en situaciones de conflictividad intra/extraescolar, que suelen ser responsabilidad única de los progenitores en proporción a las atenciones prestadas a sus hijos. No se puede pretender que un niño o adolescente obedezca a unas normas de convivencia comunitaria, si alguien no se las ha transmitido. Este es el fracaso familiar, más que escolar. Resulta evidente la dignificación del papel del docente desde los poderes públicos, no como un ser todopoderoso que resuelve cualquier problema, incluso de orden familiar, sino como un orientador que provee de pautas eficaces en la formación integral de las personas. Al igual que confiamos en los avances médicos para lograr un óptimo estado de salud, y aceptamos los tratamientos prescritos por la autoridad clínica; así, podría generarse un sentimiento colectivo similar hacia la labor de los docentes, en su mayoría por vocación. Dicho esto, apruebo la reciente medida impulsada por la administración educativa extremeña de ofrecer clases de apoyo en materias instrumentales (matemáticas, lengua, inglés, ), dirigidas al alumnado de secundaria que lo necesita para aprobarlas, antes de finalizar el presente curso. Desde luego, este plan de refuerzo educativo no sería posible sin la corresponsabilidad profesional del docente y del personal de administración y servicios en los centros. Trabajar con objetivos resulta la mejor forma de mejorar la calidad de la enseñanza pública. Ahora toca que las familias se conciencien de la relevancia de esta oportunidad educativa, como una propuesta tendente a la igualdad social. Este y otros deben ser los principios que guíen la futura Ley extremeña de Educación. Dixit.
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