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A. S. O.
Sábado, 26 de abril 2008, 03:21
Hay sonrisas que no tienen precio. Más, si son las de un niño. Y si las provoca algo tan habitual para nosotros como abrir el grifo, poder darse un chapuzón en la piscina o tomarse un refresco.
Ahora esas impagables sonrisas pueden pasar a formar parte de la vida de muchas familias extremeñas. Y convertirse en imborrables recuerdos. Amén, de ser el germen de una estrecha relación entre familias extremeñas y saharauis que perdure durante años.
Así ha sucedido y así pasa cada año. Con el programa 'Vacaciones en Paz', que organizan y gestionan las asociaciones de amigos del pueblo saharaui de Extremadura y la Delegación Saharaui en la región. A través de esta iniciativa, cada verano niños y niñas saharauis dejan atrás la dureza de la vida en el desierto para pasar dos meses de convivencia acogidos por familias extremeñas.
La Asociación de Amigos del Pueblo saharaui de Plasencia y Comarcas trabaja ya de lleno para que las 'Vacaciones en paz de 2008' sean el éxito de cada edición.
Llamamiento
Por eso hace un llamamiento a las familias de la ciudad y zona norte de la provincia que estén interesadas en acoger a niños saharauis durante los meses de julio y de agosto.
El plazo para realizar las solicitudes está abierto hasta el 30 de mayo. No obstante, es posible que se amplíe. Los interesados pueden contactar con los miembros de la asociación a través de los teléfonos 676 77 47 17, 927 42 22 80 y 927 41 30 26. También pueden hacerlo en el correo electrónico 'saharaui@nikanor.com'.
«El objetivo fundamental de este proyecto es ofertar a los niños y niñas saharauis el acceso a derechos reconocidos en la Declaración Universal de los Derechos de la Infancia», explica Nicanor Gil González, presidente de la delegación local.
Es el caso de una atención sanitaria especializada, a la que por su condición de refugiados les es prácticamente imposible acceder; la posibilidad de conocer o perfeccionar el castellano, que es su segunda lengua oficial; o de vivir en una cultura de paz, ajena a la de guerra en la que han vivido.
Todo ello, con independencia de librarse durante los peores meses del hostil clima desértico, del Sáhara, en donde es fácil llegar a los 50 grados durante el día.
Premio de estudios
En este programa, agrega Nicanor Gil González, participan niños y niñas de 7 a 12 años que están escolarizados. «Además, apunta el responsable, su participación en 'Vacaciones en paz' es un premio porque deben aprobar todo el curso para poder venir».
Insiste éste en que chicos y chicas pasan los dos meses en régimen de acogida por parte de las familias solidarias que voluntariamente deciden participar en el programa. Y resalta los beneficios que supone para los saharauis.
«Para ellos y para nosotros como organización son muy importante estos dos meses aquí porque aprovechan para pasar un reconocimiento médico, en virtud del protocolo que tiene suscrito con la Junta de Extremadura que supone una mejor calidad de vida.
«A lo sumo, se detecta algún problema de anemia, derivado del tipo de alimentación que llevan o de higiene bucal», explica Nicanor Gil, que señala entre las ventajas de poder ser acogido por una familia extremeña que cuestiones que aquí tienen fácil solución y tratamiento «allí, son todo un mundo». También subraya la importancia de pasar dos meses con una buena alimentación cuando se está en pleno desarrollo físico.
Componente afectivo
Además de todo lo dicho, el presidente local de la oenegé da también mucho valor al componente afectivo de la acogida. «Es una gran inversión afectiva con el niño y, a menudo, con la familia del niño, con la que pueden llegar a establecerse otros cauces de relación», apunta.
Prueba del cariño que estas estancias generan entre saharauis y extremeños, dice Nicanor Gil es que «intentamos que los niños repitan con la familia del año anterior», algo que deben pedir las dos partes.
Respecto al perfil de las familias de acogida, señala que en el norte de Extremadura, las familias acomodadas responden en menor medida que otras más humildes. Por poblaciones, son más solidarias, en este aspecto, las de pequeñas localidades. «No nos quejamos de la acogida que da Plasencia a este programa, ni el apoyo que le presta la gente», comenta el responsable local.
Y destaca la cooperación del Ayuntamiento de la ciudad que colabora facilitando la participación de los saharauis en las actividades infantiles municipales o el acceso a instalaciones deportivas, todo gratis, durante los dos meses estivales.
Más motivos
«Tenemos que sacarlos de allí y este año con más motivo, aduce Nicanor Gil. «Hace tiempo que no se daban signos de desnutrición en la población infantil,pero empiezan r a notarlo porque para el pueblo Saharaui son muy importantes los alimentos de la ayuda humanitaria y con el cierre del grifo por la subida del precio de los cereales, ellos son de los primeros en notarlo y ya están empezando».
Y recuerda que la sonrisa de estos niños no es algo a lo que se pueda poner precio. «Su estancia, dice, estoy seguro que va a propiciar momentos muy bonitos a las familias de acogida, eso es algo que hay que vivirlo para saber lo que es», apunta Nicanor Gil. Ellos vienen con ojos nuevos les sorprenden cosas para nosotros habituales. «Y nosotros esa capacidad de admiración la tenemos ya casi perdida», concluye..
Por otra parte, el Colegio Público Miralvalle ha recaudado 1.669 euros con un mercadillo solidario que ha celebrado con motivo de su semana cultural que entrega a la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui, según informó el centro.
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