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JAVI PÉREZ
Lunes, 12 de mayo 2008, 03:15
Fútbol en abierto en el Nuevo Vivero. Sin pasar por taquilla, sin 'pay per view' y con dos equipos sobre el césped decididos a divertir al público, al ataque. Sobre todo el Badajoz, que aprovechó el diluvio que acompañó al pitido inicial para inundar de ocasiones la portería rival. El Valdivia aguantó el chaparrón como pudo. Resistió doce minutos. Los que tardó en aparecer la mejor versión de Borja y regalar a Sota un gol para quitarse el sombrero.
El pelirrojo recordó al de su mejor época en el filial, la que le llevó a debutar en Segunda B. Se ofreció, asistió, desbordó y hasta cabeceó un balón al poste. Borja se vació, hizo un trabajo descomunal. En realidad, todo el equipo se mostró muy comprometido y eso que no se jugaba nada. Quería despedirse de su afición a lo grande. Demostrar que este grupo tiene futuro. Y la verdad es que dejó muy buenas sensaciones. Una impronta ilusionante, para soñar. Sobre la encharcada hierba, el 'baby Badajoz' encandiló. La fiesta en la grada fue completa.
Job apostó por el once más joven que se recuerda en la centenaria historia del club. Dio la alternativa como titulares a Acedo y Uva. Colocó detrás de Javi Bolaños tres mediaspunta (Uva, Borja y Sota) que resultaron letales para el equipo de Manuel Mendoza. No supo frenar las acometidas blanquinegras. Fue un continuo bombardeo que los visitantes no fueron capaces de atajar. Metió al Valdivia en su trinchera en una media hora colosal. Juego directo, vertical, de tira líneas, fútbol en estado puro. Sacó de su baúl un repertorio de taconazos, triangulaciones, de pases interiores, desbordes, paredes, centros, anticipaciones, remates... y hasta Lolo con varias 'palomitas'.
A partir del gol de Sota el Badajoz se mostró como un vendaval. Apenas concedió una tregua. El escurridizo '7' blanquinegro volvió a convertirse en una pesadilla para el lateral derecho de turno. Otra vez el Nuevo Vivero se descubrió ante sus arrancadas, regates y saberse parar a tiempo. Sota se erige en el líder del equipo, ha explotado en este fin de temporada como jugador, cuando quiere es desequilibrante.
Javi Bolaños también se sumó a la fiesta, en plan 'míster catering' como el paisano José Manuel Calderón. Apuró hasta la línea de fondo, se giró, miró hacia atrás y vio llegar a Fran, que tras deshacerse de su marcador con un recorte genial se quedó solo ante Juan para marcar a placer. El reloj no había alcanzado la media hora y ya tenía al Valdivia entregado, rendido a sus pies. Bolaños, como su compañero Borja, no tuvo la recompensa del gol, pero por pura mala suerte o porque la gloria estaba reservada a otros. A Álex Herrera por ejemplo. El canterano salió, ofreció detalles y se presentó al Nuevo Vivero con un gol desde la frontal que colocó ajustado al poste, inalcanzable para el portero visitante.
Otro que estuvo entonado fue Chamorro. El Badajoz tiene central para rato. Ni un solo fallo, sin fisuras en las coberturas, bien en el juego aéreo y perfecto en la anticipación. Enorme también se mostró el canterano Acedo. Anuló a Ruco hasta tal punto de que en la segunda parte tuvo que cambiar su posición con el recién incorporado Miguelito. Además, se atrevió a subir la banda con descaro. Parecía un veterano, incluso colocó un centro medido en la ocasión que Borja, casi sin ángulo, estrelló en el palo. Uva tampcoó se arrugó y lo intentó sin suerte.
El Badajoz alcanza la madurez. La de un grupo de jóvenes jugadores de gran proyección y la de un técnico que se confirma en su primer año en un banquillo de Tercera. El Badajoz ilusionó a su hinchada. La afición del Nuevo Vivero tiene motivos para soñar.
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