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Domingo, 25 de mayo 2008, 04:26
Paquita Galindo, actual directora de Atención Primaria en el área de Don Benito, también se considera una sufridora de los problemas informáticos que conllevó la puesta a punto del programa de la receta electrónica.
Sin embargo, valora que el esfuerzo mereció la pena por la ganancia de tiempo que reporta al médico para estudiar los casos de los pacientes, en vez de tener que dedicarse a la firma de las recetas tradicionales. «De hacer una docena de recetas diarias, pasamos a hacer dos al día», destaca.
Ella fue una de las primeras médicos que participó en la experiencia, cuando trabajaba como coordinadora del centro de salud de Santa Amalia, y recuerda el entusiasmo con el que acogieron la iniciativa.
«Nos dijeron que nos limitáramos a un número de casos para la receta electrónica. Pero estábamos tan encantados, que nos lanzamos a hacerla con muchos. Los responsables se dieron cuenta de que nos estábamos pasando pero, como iba bien, tampoco dijeron nada. Hasta que un día hubo un fallo, y desaparecieron del sistema todos los expedientes. Nos dieron ganas de llorar», comentó.
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