Amaral es sobrina de El Nano

Los de toda la vida tienen una frase para dejar claro que su cacereñismo no admite discusión: «Yo soy más de Cáceres que El Nano». ¿Se acuerdan de él, del Nano? Pocos personajes ha habido en esta ciudad en el último siglo más entrañables y más queridos. Cómo olvidar sus paseos portando una estampa o un altarcillo de la Virgen mientras le dedicaba salmodias, cánticos y jaculatorias. Recorría las traseras y los barrios con aquel estandarte de la Virgen de la Montaña y aquel sonsonete cantarín que, si le prestabas atención, no tenía sentido ni sintaxis, como si fuera una parodia de Ozores. Pero daba lo mismo, las letanías de Nano reconfortaban mucho y le llovían las propinas, incluidas las 5.000 pesetas de los años 60 que le daba una vez al año la dueña de la Casa Grande, una señora muy caritativa que lo quería mucho. Parece ser que el padre del Nano era portugués y vendía en Cáceres cupones de los ciegos. La familia vivió primero por el barrio de San Antonio y luego se trasladó a San Marquino. El Nano tenía una vena artística singular que lo impulsaba a cantar, aunque le faltaran modulación, oído y melodía. Tenía un hermano que se hizo militar y se fue a Zaragoza. Pues bien, ese hermano, que ya ha fallecido, tuvo una hija a la que bautizó como Eva. Con el tiempo se convertiría en Eva Amaral, que con Juan Aguirre forman el famoso dúo Amaral. Yo desconocía este dato, pero en la 'Asistida', donde El Nano vive y se conserva estupendamente, se comenta desde hace años. Al final, la vena artística de uno de nuestros personajes más queridos ha tenido continuidad, aunque su sobrina no cante a la Virgen de la Montaña, sino a las estrellas del mar.