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OPINION

Caída demográfica en la Campiña Sur

BALTASAR MATEOS ASCACÍBAR DIEGO ALGABA MANSILLA

Domingo, 15 de junio 2008, 03:08

En la serie documental 'Pueblo a Pueblo' que está publicando con buen criterio el diario HOY, me sorprendió notablemente, el día dedicado a Llerena, el dato que ofrecía sobre la población de la Campiña Sur extremeña que ascendía 'alegremente' a los 45.000 habitantes. ¿Ojala, después de los últimos veinte años tuviéramos esa bonita cifra demográfica! Desgraciadamente, y daría para un buen estudio socioeconómico de la comarca, la población de la Campiña Sur, con sus veintiún pueblos, consultados los datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística, arroja una población en el 2007 de 33.082 habitantes, muy lejos de los 45.000 habitantes publicados. Ni siquiera hace veinte años se conseguía esa cifra, pues en 1986 la población de esta comarca era de 40.116 ciudadanos. Caben muchas preguntas sobre este declive demográfico tan importante, pues en los veinte últimos años, todas las poblaciones de la Campiña Sur han ido perdiendo anualmente población, excepto Llerena que únicamente en el 2007 presenta un saldo positivo después de esos veinte años referenciados. Un tercio de estos pueblos ha perdido entre un 30% y 50% de su población y con un incierto futuro en los próximos diez o veinte años. ¿Cómo es posible, después de veinte años con fondos europeos para nuestro desarrollo socioeconómico comarcal, se pierda casi un 20% de la población? Los datos son claros y contundentes, pero aún es peor el futuro que empezamos a andar con el horizonte del 2013 y el cierre del 'grifo europeo'. Mucho nos tendremos que aplicar para que esta Campiña Sur no se convierta en la Estepa Sur.

No sé qué pasa en el cine para que a los espectadores, ya sean las 5 de la tarde o las 12 de la noches, le entren unas ganas voraces de comer cosas ruidosa. Esto, que nunca me había ocurrido en el teatro, también paso el otro día en el López (Badajoz) con un caramelo. Cuando estás en el teatro, desenvolver un caramelo con lentitud, arrastrando el ruido para que sea lo más bajo posible, es peor que hacerlo rápidamente, con un crujido seco y corto. No fue la única perturbación de la noche. Cuando Cyrano recitaba versos de amor sonó en el asiento contiguo al mío un móvil con la música de Chiquilicutre cada vez más alta; su dueña con risa nerviosa no es capaz de abrir el bolso. Su acompañante silencia la musiquilla, pero no sabe apagarlo y de vez en cuando lo intenta, saliendo del aparato una luz que me ciega con fogonazos. Menos mal que el 'Cyrano' del grupo llerenense Teatro de Papel es una maravilla de interpretación. Enhorabuena a las dos Granada, a Lola, Ramos, Lara, Solano, Julio y a Cristian, el gran Cyrano. Fue una noche mágica de teatro en la que ni algunos malos espectadores ensombrecieron la interpretación de unos excelentes actores.

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