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Bruce Dickinson en el escenario emeritense en el que concurrió con el resto de su mítica banda./ BRÍGIDO
El rock duro atrae a Mérida a más de 20.000 personas
VÍA DE LA PLATA FESTIVAL

El rock duro atrae a Mérida a más de 20.000 personas

Iron Maiden, Barón Rojo y Salyer fueron los protagonistas del Vía de la Plata Festival. El sentimiento 'heavy' impregnó las calles de la capital autonómica

MARTA PÉREZ GUILLÉN |

Sábado, 12 de julio 2008, 11:39

«Hemos venido desde tan lejos porque merece la pena el concierto», explica Javier Moreno López, procedente de El Ejido (Almería). Junto a él, más de 20.000 personas procedentes de toda España, e incluso de otros países, pasaron ayer por el Vía de la Plata Festival que se celebró en Mérida, según datos de Ángel Romero, de A Vallekas Producciones, organizador del evento.

El festival abrió sus puertas a las 13.00 horas. El primer concierto, del grupo alemán Ra, empezó a las 14.30. A partir de este momento sucedió un sinfín de conciertos: Lauren Harris, hija de uno de los bajistas de Iron Maiden; Rose Tattoo; Avenged Sevenfold y Iced Earth.

Pero el aliciente principal para los seguidores del heavy metal era el concierto de Iron Maiden. Muchos de los que se encontraban en el entorno del recinto afirmaban que podía ser la única vez que vieran al grupo. «¿Cuándo voy a volver a ver a Iron Maiden?», se preguntaba Juan Emilio Gónzalez, procedente de Mérida.

No sólo Iron Maiden era el principal motivo de los asistentes para acudir al macroconcierto emeritense. Slayer y Barón Rojo también tenían su público. «No me pienso perder a esos tres grupos», afirmaba José Manuel Arteaga, procedente de Jaén.

Para muchos, por lo tanto, el punto culmen del concierto llegó cuando Slayer entonó los primeros acordes de sus guitarras eléctricas. Ya entrada la noche les siguieron en escena Iron Maiden y, para cerrar el espectáculo, el grupo español Barón Rojo.

Organización

Algunos de los asistentes criticaron la organización del evento. «No sabíamos qué grupos iban a tocar hasta hace unos días», apunta José Manuel Arteaga, quien además se quejaba de la señalización para llegar al lugar.

Pero el recinto donde se desarrolló el concierto, el albergue juvenil, estuvo a la altura. Acondicionado para acoger a más de 20.000 personas, resultó un lugar idóneo si no fuera por las altas temperaturas que se alcanzaron en Mérida.

Por ese motivo, el Ayuntamiento instaló un sistema de microclima para aliviar el calor que las camisetas negras podían atraer.

La marea negra

A causa de las características del concierto, las calles de Mérida se inundaron de una marea negra y largas melenas acompañadas por una barba de varios meses. Nunca antes la ciudad se había vestido tan heavy.

La peculiaridad de los asistentes a este concierto llamaba la atención de todos aquellos que pasaban por la calle Santa Eulalia y zonas del centro. Acostumbrados a los conciertos donde acuden quinceañeras y gente muy joven, llamaba también la atención la edad de los que se encontraban allí, que oscilaba entre los 30 y 40 años. «Los que venimos al concierto somos más bien mayorcitos, ten en cuenta que Iron Maiden es de la época de los 80 y 90», señala Juan Emilio González.

El río

El río Guadiana, situado junto al recinto del festival, se convirtió en el mejor método contra el calor a lo largo de todo el concierto. El sol sofocante invitó a que muchos de los asistentes que allí se congregaron decidieran darse unos chapuzones antes de entrar en el albergue juvenil.

«Yo pienso bañarme en el río cuando finalice el concierto; se puede, ¿verdad?», preguntaban muchos de los que se encontraban. Para algunos, un chapuzón fue el mejor broche de oro para un gran día de fiesta.

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