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PABLO CALVO
Jueves, 31 de julio 2008, 10:21
Hay alumnos que logran terminar una carrera universitaria sin aparecer apenas por el aula. Son malos alumnos. Pero hay otros, a los que aún se les ve menos, sólo en el examen final, y, sin embargo, pueden ser estudiantes buenos, incluso brillantes, porque son alumnos virtuales.
La Universidad de Extremadura (Uex) los tiene desde el pasado curso, y desea más. A partir del próximo curso serán cuatro las titulaciones que compondrán su campus virtual con la incorporación de la diplomatura en Biblioteconomía, 20 nuevas plazas.
En el presente curso, una treintena de personas han estudiado 'on line' tres carreras: Turismo, Educación Social y Psicopedagogía, la única que logró completar las 20 plazas ofertadas en la Red.
«No hemos hecho mucha publicidad porque empezábamos como proyecto piloto, ha sido una experiencia de innovación educativa», asegura Fernando Sánchez Figueroa, ex vicerrector, que acaba de pasar el relevo como director del campus virtual de la Uex a Jesús Valverde, profesor de Nuevas Tecnologías aplicadas a la Educación.
Pero las cautelas han desaparecido a la vista de los resultados, y la Uex se propone captar nuevos alumnos gracias a la Red.
«Se sacará una convocatoria para que sean los propios profesores quienes se pongan de acuerdo en ofertar los títulos de forma virtual. Ahora ha sido la Uex (la que ha decidido los títulos que se pueden estudiar de modo virtual), pero en el futuro serán los centros quienes propongan».
Esa convocatoria esperará a la implantación del nuevo sistema de enseñanza, en 2009, para no añadir más complejidad, pero también porque los nuevos planes de estudios que se están elaborando necesariamente deben conceder más peso a la formación virtual.
Otros alumnos
Lo que intenta el campus 'on line' es aumentar el número de estudiantes y abrir las puertas de la Universidad a quienes no podrían llegar de otro modo, por motivos laborales o porque residen demasiado lejos.
«Queremos que un estudiante que no iba a ser alumno nuestro lo sea a través de la titulación virtual. No es para sustituir la enseñanza presencial, sino para captar más alumnos. Es una gran oportunidad para poder acceder a una titulación universitaria en una región tan extensa», señalan.
Así lo refleja el perfil de los matriculados este primer año en el campus virtual. «En Educación Social, por ejemplo, se observa que es gente que está trabajando, sobre todo en el ámbito de las oenegés e instituciones de la Junta de Extremadura, personas con trabajo pero que carecen de una titulación que les permita avanzar en su puesto. Turismo también tiene un perfil similar», explica Valverde, que ya ocupaba hasta el momento la subdirección del campus virtual.
Estas tres titulaciones fueron elegidas por la mayor facilidad de colgar en la Red los contenidos de la carrera. Resulta más complicado con carreras cuya carga práctica es más alta, caso de las de ciencias de la salud, por ejemplo.
Además, las tres tienen una demanda muy alta, con decenas de preinscripciones que quedan sin atender cada año por falta de plazas. Para estas carreras, las posibilidades que se abren son inmensas.
No es el caso de Documentación, reconoce Sánchez Figueroa, que se incorpora a este paquete por su dimensión internacional. «Aquí no tiene mucha demanda, pero sí en Latinoamérica. El objetivo es ofrecer una titulación conjunta con la Universidad mexicana de Guadalajara».
Los alumnos virtuales ahorran sitio, no necesitan acudir al centro, salvo para los exámenes y las prácticas, que sí son presenciales. También el proceso de matrícula y su coste es el mismo, y, por supuesto, el título que obtendrán.
Lo que varía es el día a día. Cada titulación tiene una guía que fija las obligaciones del docente y el estudiante. «No es necesario que el contacto sea diario, pero a la semana tiene que haber al menos dos tutorizaciones. El profesor está obligado a entrar en el foro, intervenir, animar a los alumnos; y también ellos, como parte de la evaluación, deben participar de forma activa porque, igual que con las clases de siempre, si no apareces por el campus virtual es muy difícil que puedas progresar».
El alumno se conecta con el profesor a través del foro, donde el docente ve lo que los alumnos van colgando, sus respuestas a las actividades que le han sido solicitadas. También se puede utilizar el correo, para un contacto más personalizado, o el chat. Profesor y alumno utilizan una plataforma donde se han colocado los materiales de aprendizaje: en forma texto, audiovisuales o archivos de audio, para los idiomas. El estudiante no necesita disponer de una infraestructura informática especial, «basta un ordenador y un acceso a Internet».
Ser alumno del campus virtual exige, no obstante, mayor disciplina, como cualquier enseñanza a distancia. También a los profesores les supone más esfuerzo, porque están obligados a realizar un seguimiento personalizado de sus alumnos durante todo el curso, de ahí la limitación de 20 plazas.
«La mayoría de los docentes no había tenido contacto con este tipo de experiencia y han tenido que elaborar nuevos recursos didácticos. Es una tarea compleja, en la que tenemos que seguir avanzado en cuanto calidad y demás, pero la experiencia ha sido muy positiva, han hecho un gran esfuerzo. Las reticencias que al principio existían por parte de los profesores han sido vencidas».
¿Y las calificaciones? «Depende», responde Valverde. «En algunas asignaturas ha sido mayoritario el aprobado y en otras no ha llegado al 50%. Quizás debemos hacer una tarea de orientación al alumno más clara, para que sepa que debe hacer un seguimiento continuado de las actividades».
Otras acciones
El uso formativo de la Red por parte de la Uex no es, en cualquier caso, algo nuevo. Desde el año 2002 participa en el G-9, el grupo de universidades ¯Oviedo, La Rioja, Cantabria, País Vasco, Navarra, Zaragoza, Castilla-La Mancha y Baleares¯ con el que comparte asignaturas optativas. Actualmente, 800 alumnos de la Uex cursan alguna materia impartida en estas universidades, y 'recibe' cerca de 700 estudiantes de aquéllas.
También en la Red hay una parte de apoyo a las titulaciones presenciales, materiales complementarios a las clases normales que cuelgan los profesores.
Y, como proyecto ambicioso, se está dado forma a Cavila, el campus virtual latinoamericano, que ya se intentó en los años noventa. «No hay problemas tecnológicos, sino de legislación para poder armar títulos conjuntos».
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