Alguien que existe

Si dijera que la noticia de la "destitución" de Álvaro Valverde me ha cogido por sorpresa, mentiría, aunque ello no signifique que la noticia, con su adarme de sorpresa, no me haya desconcertado. A cierta edad, y Álvaro es de mi quinta, como divertidamente comentamos algunas veces, a uno ya no le importa decir ciertas cosas por temor a buscarse enemistades o perjuicios, antes bien a uno le debe importar decir ciertas cosas y hacerlo a tiempo. Este es el caso que me ocupa.

No seré yo quien ponga en tela de juicio una destitución sin conocer sus causas. Hace años entendí, como nos enseña el relato de Borges, que nadie es imprescindible y que otros muchos pueden hacer nuestro trabajo tan bien o mejor de lo que lo hacemos nosotros. Aunque no es menos obvio que muchos otros pueden hacerlo peor o mucho peor, pero esa no es la cuestión. La política, incluso la cultural (aunque en este ámbito las decisiones muchas veces sean incomprensibles o inaceptables), tiene estas cosas, y a los responsables políticos les cabe el legítimo derecho de rodearse en sus equipos de quienes estimen más competentes. Por eso, a posteriori, deben dar cuenta de sus decisiones. Otra cosa es que quien conozca la letra menuda de este afer y la música de la militancia y compromiso político de Valverde pueda sentirse más o menos perplejo. Mi reflexión va en otro sentido.

Quiero afirmar, libre de polvo y paja, -pues llevo años sin publicar en la Editora Regional y sin participar en premios o eventos dependientes de dicha editora o de su Consejería-, que muy bien debe andar la cultura extremeña y su vida libresca cuando se prescinde de un hombre de la talla literaria e intelectual de Álvaro Valverde. Somos muchos los que venimos diciendo, de palabra y por escrito, dentro y fuera de nuestra Región, que la Editora Regional se ha convertido en un referente indiscutible. El prestigio de una editorial lo establecen su catálogo y sus autores.

Como extremeños podemos sentirnos orgullosos, dígase lo que se diga, de nuestra Editora Regional, que tanto le debe a su antiguo director Fernando Tomás Pérez, con quien colaborara Álvaro Valverde, y que tanto le debe a este último, quien tuvo la valentía y la fuerza de aceptar el reto nada fácil de suceder en el cargo al inolvidable Fernando. Su gestión en estos últimos años ha sido impecable, amén del valor añadido de que una editorial la dirija un autor reconocido y de prestigio fuera de nuestras fronteras.

Quizá ahora, lejos del mundanal ruido político-cultural, tan «lejos de aquí», Álvaro vuelva a estar más cerca de sus lectores y de su verdadera pasión de vida.

JOSÉ LUIS BERNAL SALGADO es poeta y profesor de la Universidad de Extremadura