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J. LÓPEZ-LAGO
Martes, 21 de octubre 2008, 11:10
No fue la batalla que más alegrías dio a España, pero sí la que puede lanzar al estrellato a un pacense, Máximo Agudo Mangas, conocido como 'Curro'. Al menos en el reducido universo del modelismo su reproducción de lo que ocurrió en 1805 frente al Faro de Trafalgar (Cádiz) está despertando un interés inusual en todo el mundo gracias a internet, la herramienta que desde hace años ha dado un vuelco a la afición al maquetismo y tiene a muchos expertos con el foco puesto en el taller de 'Curro', una entreplanta del casco antiguo que bien podría ser un museo de reproducciones navales. Aunque en la Batalla de Trafalgar entraron en combate 33 navíos por parte del bando aliado franco-español y 27 por el bando inglés con el almirante Nelson al frente, «si tuviera que reproducirla entera necesitaría una nave de 1.000 metros cuadrados y un equipo de modelistas ayudándome, así que he optado por reflejar lo que ocurrió entre las dos y las cuatro de la tarde de aquel 21 de octubre de 1805 (hoy hace 203 años), cuando comenzó el asedio al buque español Santísima Trinidad, el más importante de la armada española que salió derrotada aquel día. Con este buque y siete más que estaban alrededor acosándolo a cañonazos estoy reproduciendo un diorama con 800 figuras humanas único en el mundo. Varios museos están interesados, pero primero hay que terminarlo ... y después destruirlo a conciencia como ocurrió aquel día de 1805». Por las horas, invertidas, el resultado final que espera y la singularidad del diorama, según los cálculos de este pacense, «si alguien quisiera comprarlo el precio no bajaría de 150.000 euros». 25 horas a la semana 'Curro' tiene 44 años, empezó a construir maquetas con 18, ha ganado varios premios y dice que éste es su proyecto más ambicioso. «Le dedico entre 20 y 25 horas a la semana porque ahora estoy opositando», declara. Su interés por reproducir la Batalla de Trafalgar empezó por un amigo que le retó dicéndole que nadie se había atrevido con semejante escena bélica. Se puso manos a la obra hace tres años documentándose y consiguiendo planos de los navíos y empezó a ejecutar la idea hace año y medio siguiendo fielmente los detalles constructivos de la época y el uniformado de los tripulantes. «Opté por una proporción de 1:50, es decir, cincuenta veces más pequeña que la realidad aunque algo más grande de lo habitual para mostrar mejor los matices de la escena (y saca una figura que está prendiendo la mecha de un cañón). Todavía quedan un par de años de trabajo», calcula mientras cita con soltura piezas en argot náutico: arboladura, cuadernas, jarcia, bauprés, ... «y no he navegado nunca», reconoce. Sólo el Santísima Trinidad mide 1,60 metros hasta el palo mayor y dos metros de eslora. Cada barco terminado pesará entre 20 y 25 kilos y las maderas que usa son de tilo para hacer el casco y ramín, haya, cerezo o nogal para el resto de detalles. Su zona de trabajo está rodeada de escenas de aquella épica batalla que, por suerte para él, está perfectamente documentada. Pero más allá de cómo le quede su batalla naval, lo que 'Curro' desearía es recibir ayudas de las instituciones para potenciar esta afición en Badajoz y ofrecer sus piezas a un museo, «aunque bien podría convertir en visitable mi propio taller», sugiere orgulloso.
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