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El monasterio de Yuste luce todo su esplendor tras la restauración integral que realizó el arquitecto González-Vlacárcel./HOY
... Y Yuste resucitó
Restauración para la historia

... Y Yuste resucitó

En 2008 se celebran varias efemérides en Yuste: el VI centenario de la Fundación del Monasterio -1408-, el aniversario de la muerte de Carlos V en él -1558- y el 50 de la vuelta de los monjes Jerónimos -1958- gracias a la restauración integral de Yuste por González-Valcárcel

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Lunes, 27 de octubre 2008, 10:52

Al Monasterio-Palacio de Yuste hay que llamarle imperial, más que real, aunque su reciente adscripción al Patrimonio Nacional así lo aconseje. Porque si bien el emperador abdica este título en su hermano Fernando, el español, el 27 de agosto de 1556, no se hace público hasta el 5 de mayo de 1558 y, por tanto, Carlos V reside todavía hasta esa fecha como emperador en el monasterio, donde fallece el 21 de setiembre.

Pero de lo que ahora vamos a hablar no es de muerte, sino de resurrección: la de un monumento que a partir de 1809 por obra y gracia de las tropas napoleónicas que lo arrasan incendiándolo,y más aún a partir de 1835 con la Desamortización que expulsa a los monjes Jerónimos está prácticamente exangüe y en ruina total.

1402-1415

Un 24 de agosto de 1402 un vecino de Cuacos concede a dos santos ermitaños placentinos un terreno para construir un convento. En 1406 y 1407 los ermitaños encuentran dificultades con el obispo de Plasencia y se van a Roma, logrando del Papa Benedicto XIII una bula de constitución para la Orden de San Jerónimo, que había sido creada en Lupiana, Guadalajara, bajo la regla de San Benito. Bula de 2 de julio de 1407. En 1408 el potente obispo de Plasencia no acata ni al Papa y trata de echar a los ermitaños, pero estos no se arredran y apoyándose en la bula logran que el alcalde de Cuacos les otorgue escritura el 21 de octubre de 1408 para otros terrenos, que son en los que se empieza a construir el Monasterio. Y es por ello por lo que se considera esta fecha como el año de la fundación de Yuste. Los ermitaños donan el 25 de junio de 1409 la construcción inicial al prior de los Jerónimos del monasterio de Guisando para integrarse como monjes, dejando de ser eremitas. Hasta 1415 no es integrado el monasterio en la Orden Jerónima, después de un rechazo inicial, salvado por el benefactor señor de Oropesa, que los dota próvidamente.

el Emperador en el monasterio

Después de abdicar en su hijo Felipe, Carlos V desembarca en Laredo el 28 de septiembre de 1556. El 4 de noviembre sale de Valladolid para Yuste, pero tiene que alojarse en el castillo de los Condes de Oropesa en Jarandilla (actual Parador), porque las obras de Yuste no están terminadas. Las visita el 25 de noviembre, y el 3 de febrero de 1557 se aloja en Yuste. Se dedica a la caza, la oración, sus conversaciones con Juanelo Turriano y sus relojes. Recibe a sus hermanas las reinas Leonor de Francia y María de Hungría, a su fiel hombre de confianza Luis de Avila y Zúñiga, que le visita muchos días desde su Palacio de Mirabel de Plasencia, y a su amigo Francisco de Borja. Su enfermedad, las consecuencias de su ajetreada vida por las guerras y el paludismo minan su salud, pues además le sacan la sangre una y otra vez. El 21 de septiembre el Campeón de la Cristiandad entrega su alma a Dios.

napoleón y la Desamortización

Las tropas de Napoleón se enseñorean de España, y un escuadrón se aloja en Yuste. Los monjes se reducen y malviven. Las tropas abusan en Cuacos, pero cuando son vencidas en la batalla de Talavera de la Reina, ya en 1809, son acuchillados por los vecinos, el escuadrón que iba a recogerlos se los encuentra muertos, y como no tienen tiempo, puesto que van huyendo, queman el Monasterio. Todo se viene abajo. Después la Desamortización, civil y religiosa, Madoz y Mendizábal le acaban de dar la puntilla al Monasterio con la expulsión de los monjes.

Así lo verán en 1873 y 1908 Pedro Antonio de Alarcón y Miguel de Unamuno. Alarcón escribe: «De mi visita a las ruinas de los claustros de Yuste guardo recuerdos indelebles. La naturaleza se ha encargado de hermosear aquel teatro de desolación. Los trozos de columnas y las piedras de arcos, que yacen sobre el suelo de lo que fueron patios y crujías, vense vestidos de lujosa hiedra Montones de labrados mármoles, escudos de armas de la Casa de Oropesa Sí, ¡todo vacío!, ¡todo expoliado!, ¡todo saqueado!... Y Unamuno: «Melancólico espectáculo el del claustro del Monasterio. Las desnudas piedras se calientan al sol; yacen por los suelos, entre malezas y hierbajos, los sillares que abrigaron las siestas y las meditaciones de los Jerónimos: columnas truncadas se proyectan sobre el verdor del monte y el azul del cielo, y piensa uno, modificando la sentencia del clásico, que hasta las ruinas perecerán: etiam ruinae peribunt».

La restauración integral

Llegamos ya al comienzo de la resurrección de Yuste. Parecía imposible, pero fue, aunque costó 17 años y sin apenas medios materiales. Por no haber, no había ni camino de acceso, y los materiales que eran recogidos de los alrededores e incluso de los pueblos limítrofes tenían que ser subidos a lomos de mulas. Pero ese fue el desafío de un joven arquitecto en 1941 y siguientes.Terminó la carrera en la Escuela Oficial de Arquitectura de Madrid en 1940, y de allí al tajo. Se llamaba José Manuel González-Valcárcel. Luego, con los años y los trabajos en España, Europa y América, catedrales como las de Toledo y Plasencia, castillos, palacios, Cáceres, y por supuesto Yuste, le convirtieron en uno de los mejores arquitectos-restauradores de España y el mundo. Por eso, sin duda, fue durante muchos años miembro de la Comisión de Monumentos y Sitios de la UNESCO, el ICOMOS. Y presidente de la sección española.Y cuando falleció, enseñando a los periodistas las obras de conversión del Real en Teatro de la Opera, en 1992, le otorgaron a título póstumo la Medalla de Oro de las Bellas Artes.

ruinas venerables

Y ¿cómo lo vio todo el doctor arquitecto González-Valcárcel? Lo podemos ver perfectamente tanto en las fotografías que hizo como en la descripción que escribió en el libro que los Caballeros de Yuste editaron para conmemorar las bodas de plata de nuestra asociación (1957-1982), publicado en 1983. Dijo así: «La planta baja estaba utilizada, en las zonas no hundidas, como corral y cochiqueras». Los claustros, arruinados en su mayoría, tenían ocultas las crujías entre ambos por escombros y tierras hasta una altura de seis metros, en los que habían crecido árboles de gran altura». «La mayoría de los muros perimetrales estaban hundidos, así como el refectorio, cubiertos de escombros y malezas, habiéndose desarrollado entre las ruinas gran número de árboles, cuya altura oscilaba entre los diez y los doce metros». «En la iglesia, las dos bóvedas del coro estaban arruinadas; los muros, abiertos y desplomados, amenazaban derrumbarse y la cimentación de los contrafuertes socavados por corrientes de agua, al estar cegadas y hundidas las conducciones correspondientes. El tramo junto al coro con los nervios diagonales y formeros deformados, con grave peligro de hundimiento. En el resto de las bóvedas faltaban algunas dovelas y claves desprendidas. La escalera del presbiterio estaba deformada y partida al estar montada sobre relleno de tierra».

González-Valcárcel

La restauración integral la realizó en esencia de esta manera: «Una vez consolidadas y apeadas las ruinas, se procedió a la limpieza de escombros en los claustros, excavando y explorándolas, siendo preciso remover un gran volumen de tierras, ya que debido al incendio del monasterio por los franceses, se habían desplomado los muros al quemarse los forjados y cubiertas de madera y carecer de atirantado. Al mismo tiempo que se realizó la labor de investigación necesaria tanto en los Archivos del Estado (Simancas) como de la Orden Jerónima, se seleccionaban los elementos que iban apareciendo entre los escombros, fustes, capiteles, escudos, antepechos, fuentes y dovelas de las arquerías, teniendo a veces que rescatar algunas de ellas entre las raíces de los corpulentos árboles que las aprisionaban, algunos de ellos con más de cien años. También se rescataron algunas otras que se habían utilizado en edificios de Cuacos y otras poblaciones, al haber servido durante años el monasterio de cantera, sustituyéndolas por otras de piedra labrada». El retablo del altar mayor se lo habían llevado a la iglesia de Casatejada».

Y todo lo realizó además con arreglo a las llamadas Carts de Restauro, dictadas por los organismos internacionales de la época. Así fueron surgiendo como por ensalmo el Claustro del Noviciado, la fuente central, la conducción de aguas que realizó Juanelo Turriano, el Claustro Plateresco, el Refectorio, la Iglesia, el Palacio

Consideraciones finales

Toda esta ingente obra, que hemos podido ver durante más de 40 años, y algunos pequeños retoques después, merece que como propusimos en nuestra laudatio, conferencia homenaje, el 16 de mayo de este año en la sede de la Fundación Academia Europea de Yuste, se cree un nuevo sillón con el nombre de José Manuel González-Valcárcel. También propusimos en aquel acto otro sillón con el nombre del historiador Vicente de Cadenas, que ha escrito muchos libros sobre el emperador y al morir recientemente ha donado al monasterio su fabulosa biblioteca de 12.000 volúmenes de temas carolinos.

Pero también ahora queremos acordarnos de quien fue el instigador de la Academia Europea de Yuste, ideada por su maestro Salvador de Madariaga, fallecido hace algunos años: José Antonio Jáuregui, y proponemos otro nuevo sillón con su nombre.

En este año 2008 que va a terminar celebramos varias efemérides de Yuste, todas notables, bajo el leitmotif de Yuste 2008: el VI centenario de la Fundación del Monasterio en 1408; el 450 aniversario de la muerte de Carlos V en él un 21 de septiembre de 1558, y el 50 aniversario de la vuelta de los monjes Jerónimos (1958-2008). Pero para que éstos pudieran volver está también este otro 50 aniversario: el de la restauración integral de Yuste por González-Valcárcel (1958-2008), sin la cual no hubiera sido posible la vuelta de los monjes. La inauguración de las obras terminadas que se hizo además como colofón del IV centenario de la muerte del emperador (1558-1958). Porque «Nuestra generación no ha consentido el aniquilamiento de Yuste», como diría en el acto correspondiente del 25 de octubre de 1958, el ministro de Educación Nacional, Jesús Rubio García-Mina, ante el entonces jefe del Estado, Francisco Franco.

, manuel martín lobo es ingeniero de Montes y periodista. Fue presidente de los Caballeros de Yuste (1980-1996)

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