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NATALIA REIGADAS
Lunes, 15 de diciembre 2008, 13:43
El año pasado, si un conductor pacense con un coche de siete u ocho años tenía una avería de más de 1.500 euros se planteaba comprarse un nuevo vehículo. Ese dinero servía de entrada y con un crédito personal estrenaba volante. Pero ahora pedir financiación se ha convertido en una misión casi imposible y muchos automovilistas optan por reparar sus coches y alargar la vida de los mismos al menos un par de años más. Esta es la historia que se repite en los talleres de la provincia de Badajoz y que ha permitido que el sector de las reparaciones esquive la crisis e incluso tenga perspectivas de crecimiento para el 2009. La explicación es sencilla, no se venden coches. El mes de noviembre ha supuesto la peor caída del año para los concesionarios de la provincia cuyas ventas han descendido un 46,4% respecto al mismo mes del año anterior. Los concesionarios han reducido personal y coinciden en señalar que las cuentas del ejercicio a punto de cerrarse son pésimas. Eso sí, si no se compran coches nuevos, hay que poner a punto el antiguo. Esta es la conclusión a la que llega Eladio Buzo, presidente de la rama de talleres de reparación de Aspremetal (Asociación de Empresarios del Sector del Metal de la Provincia de Badajoz) cuyo presidente general es Ángel Franco Diestro. Eladio Buzo asegura que el volumen de trabajo de los talleres no baja e incluso mira con optimismo al 2009 en el que las reparaciones podrían dispararse. «Es una gran oportunidad, sobre todo para hacer clientes». Nuevos clientes En efecto, los talleres no sólo aumentan las reparaciones de sus habituales sino que se enfrentan a nuevos clientes que, en muchos casos, no hubiesen acudido a un servicio de reparación. «En los últimos años la renovación de coches se ha disparado. Ahora las revisiónes periódicas se hacen cada 30.000 kilómetros y muchos conductores le hacen 8.000 kilómetros al año a sus coches, así que lo cambian a los tres años y ni siquiera han pasado por el taller». Esta situación ha cambiado con la crisis y Eladio Buzo pide a los empresarios del sector que lo aprovechen. «Hay que dar más calidad y mantener a esos nuevos clientes, que confíen en los talleres». A pie de calle también se respira optimismo. Juan Ramírez, gerente de Talleres Pacense en Badajoz, asegura que, por el momento, no notan la crisis. «Los conductores aprovechan más el coche, tienen claro que hay que arreglarlos aunque la avería sea gorda porque no es el momento de meterse en uno nuevo». Alonso Mangas, dueño del taller que lleva su nombre en la capital pacense, asegura que ha aumentado notablemente las reparaciones de coches con más de siete años. «Son averías más gordas, antes, cuando pasada de 1.000 euros se lo pensaban pero ahora lo arreglan». Además, el invierno siempre es una buena época para estos negocios, ya que se producen más revisiónes antes de la Navidad y hay que poner a punto el sistema eléctrico y los neumáticos. Así lo explica Ángel Sánchez Gallego, de Taller Ángel en Villanueva de la Serena. «Ahora mismo estamos a tope porque es invierno y toca cambiar los calentadores, vigilar el aceite y los refrigerantes, la batería, es un buen momento». Sin embargo, Alberto López, gerente del taller Lusitania de Mérida, es más prudente a la hora de hacer pronósticos para el próximo año. «Da la impresión de que vamos bien pero con prudencia porque la gente también pide más presupuestos, incluso para un cambio de aceite, e intenta reparar lo imprescindible». Como nuevo Para los que no puedan comprarse un coche nuevo, los talleres aconsejan cómo alargar la vida de un vehículo. No hay fórmulas mágicas, la mejor receta es hacer revisiónes periódicas y cuidar, especialmente, el motor. Manuel Toro, de Hermanos Toro en Zafra, explica que la puesta a punto está a la orden del día en su negocio. «Hay muchos cambios de aceite, de transmisión, los clientes quieren evitar las averías graves y esa es la mejor manera». Los servicios de chapa y pintura también han aumentado su volumen de trabajo porque, a falta de estrenar coche, siempre se puede dar un repaso al antiguo. Una reparación de abolladuras leves y pintar el coche puede rondar los 1.000 o 1.500 euros y queda como nuevo. «La gente no se puede meter en otro crédito, así que retoca el coche y lo deja presentable», explica Francisco Ceballos, dueño del Taller Padi en Mérida. Su compañero de profesión, Manuel Monago, del centro que lleva su propio nombre en Badajoz, explica su día a día. «Vienen clientes con coches de 7 u 8 años, iban a cambiarlo, no pueden y lo pintan para aguantarlo un par de años más». Los que sí sufren La pujanza de los talleres de reparación, sin embargo, tiene varias excepciones. Los talleres oficiales, a remolque de los concesionarios, temen un desplome en los próximos años y los servicios especializados en vehículos industriales han sufrido la crisis al igual que el sector del transporte. Francisco Pozo es responsable del taller oficial de Peugeot en Don Benito y cree que dentro de un año su situación será preocupante. «Nosotros nos mantenemos gracias a las revisiónes oficiales y los coches que no se venden ahora nos faltarán dentro de un tiempo». Antonio Lozano, por su parte, es responsable de Los Lozanos en Almendralejo, especializado en vehículos industriales y su única esperanza para el futuro es resistir el descenso de trabajo «porque está todo parado». Sea como sea, si la crisis, tal y como parece, continúa en 2009, los talleres de reparación aumentarán su actividad aún más.
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