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M. J. ALEGRE
Miércoles, 31 de diciembre 2008, 01:55
La Bolsa española confirmó los augurios de los expertos más pesimistas. En un periodo de extrema volatilidad, el Ibex-35, principal indicador del mercado, cerró ayer en 9.195 puntos. Pero pese al repunte del último día, un avance del 1,98%, esa cifra implica una pérdida anual del 39,4% de su valor de capitalización -unos 338.000 euros, casi un tercio del PIB-, en lo que se recordará como el peor ejercicio de su historia. Sólo un título, el de la eléctrica Unión Fenosa, se libró de las pérdidas porque está inmersa en un proceso de adquisición con precio predeterminado. El desplome del inmobiliario y la crisis financiera deprimieron el ánimo de los inversores y aunque la totalidad de los sectores sufrieron números rojos, la construcción y la banca, pero también la energía, han sido los más perjudicados. El Ibex-35 se creó en 1992. Desde entonces, la crisis latinoamericana le provocó una caída del 28% en 2002 y el pinchazo de la burbuja tecnológica había sido la causa de una pérdida de valor del 21,7% en el año 2000. En el índice general, la debacle bursátil del año que termina encuentra pocas referencias comparables al desplome de este año. El 'crash' petrolero de 1997 acarreó un hundimiento del 32,3% en el mercado de valores español y las crónicas también reseñan una fuerte caída anual del 32% en 1931. Los principales indicadores del viejo continente no se han comportado mucho mejor en el año que termina, porque el DAX de Francfort cedió casi el 41%, el CAC parisino, un 43%, y el Footsie británico, el 33%. El Eurostoxx ha retrocedido el 44,8% en los últimos doce meses. El mayor recorte de 2008 lo sufrió en España la constructora Sacyr, con una pérdida del 76%. Retrocesos por encima del 50% los registraron también Ferrovial (59,3%), Acciona (58,9%), OHL (56,75%) y FCC (54,6%). Entre los bancos, Santander se dejó el 54,3% de su valor; Bankinter, el 49,7%; BBVA, el 48,3%; Popular, el 48%; y Banesto, el 39,4%. Las entidades españolas celebran, no obstante, haber salido mejor paradas que muchos de sus colegas europeos. El belga Fortis, el británico HBOS o el escocés Royal han sufrido pérdidas en torno al 90%. Deutsche Bank, Unicredit, Barclays, ING, Lloyds y Commerzbank se han visto castigadas con retrocesos próximos al 70% y el índice europeo de la banca se salda con un desplome del 64,93%. Pero el recelo de los inversores no se limitó en el año que termina a los sectores del ladrillo y bancario. La petrolera Repsol YPF perdió el 36,75% -pese a verse sacudida por rumores y noticias de cambios en su accionariado-, la aerolínea Iberia cedió el 34% -sin que las expectativas de fusión con British Airways hicieran remontar su cotización- y hasta la operadora Telefónica, pese a confirmar sus expectativas de negocio, resultó castigada con un descenso del 24,65%. La multinacional de las telecomunicaciones, como los bancos, se compara bien con sus competidores de otros países del mismo ámbito económico. Los expertos contemplan el año que se estrena con pesimismo. Auguran el frenazo en seco de las operaciones corporativas, las que más alientan las compras de títulos, y apenas creen que nuevas rebajas de tipos lleguen a compensar la actual desconfianza de los ahorradores. El abaratamiento del dinero en la zona euro es más que probable. El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, dejó abierta la puerta a un nuevo recorte de los tipos de interés en enero. «Nos concentramos actualmente en el impacto de nuestras decisiones anteriores», declaró Trichet al diario alemán Boersen-Zeitung.
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