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Coches preparados para ir al desguace que se encuentran ubicados en las instalaciones municipales en la antigua Algodonera, en la carretera de Cáceres./ BRÍGIDO
El municipio manda a la chatarra a 220 vehículos abandonados en dos años
MERIDA

El municipio manda a la chatarra a 220 vehículos abandonados en dos años

CELESTINO J. VINAGRE

Jueves, 26 de febrero 2009, 10:38

Son el rostro de la desolación urbana y de la dejadez de las personas. Hay pocas imágenes tan impactantes en el panorama de una ciudad como el de un coche con la chapa oxidada, la cristalería rota, la matrícula desencajada o directamente desaparecida y cuartillas de publicidad inundando el limpiaparabrisas. Son los vehículos abandonados, los que, por un lado, ofrecen una pésima imagen de las calles en las que se encuentran y, de otra parte, quitan cotizadísimas plazas de aparcamiento, un bien escaso en estos tiempos. Hace unos meses, un vecino de la calle Francisco de Almaraz, en el barrio del Calvario, vino a quejarse amargamente a este diario porque una furgoneta cochambrosa eliminaba un espacio para aparcar y nunca se movía del sitio. Técnicamente, se trataba de un vehículo abandonado y, tras un cierto periodo de espera y tramitar el asunto, la furgoneta ya no está en la calle. Cifra Este caso es frecuente. En los últimos dos años, el Ayuntamiento emeritense ha retirado unos 220 coches abandonados de sus calles, una cifra más que respetable. De ellos, 120 salen ahora a subasta para que los interesados en convertirlos en chatarra los adquieran al Consistorio. El precio mínimo de esta puja se sitúa en 2.430 euros, según recogió ayer el Boletín Oficial de la Provincia. Los que estén interesados en comprar estos vehículos para transformarlos en chatarra tienen de plazo hasta el 12 de marzo para presentar ofertas en la ventanilla del Registro General del Ayuntamiento. Este procedimiento no se lleva a cabo en el Consistorio desde al menos hace dos años, según el Gobierno local. Otros 90 vehículos serán licitados en pocos días y otros 50 están 'fichados' por la Policía Local, aunque todavía no han sido trasladados a las instalaciones del Parque Municipal en la antigua Algodonera. Este espacio, sede de la Empresa Municipal de Transportes y donde duermen diariamente los autobuses urbanos, tiene habilitado una considerable parcela para un singular depósito de muertos: los coches 'inútiles' de Mérida. Entre malas hierbas, neumáticos destrozados y algún retrovisor por el suelo, el solar es un impresionante cementerio de motores bañados en tierra. Es la última morada antes de ser enviados al desguace. La labor de colaboración de los ciudadanos y de la propia Policía Local en sus patrullas diarias son las que permiten la retirada de esos coches abandonados. La llamada telefónica de un vecino siempre surte efecto. «Son los que nos ponen en la pista. Luego, la Policía Local confirma si se trata de un coche abandonado y si el dueño cede ese vehículo a la Policía Local para ser desguazado», confirma el delegado de Seguridad Ciudadana y Tráfico, José Fernández. El proceso para que un coche sea retirado de la circulación para ir a morir a una instalación chatarrera es sencillo y gratuito, siempre y cuando su propietario ceda por escrito la titularidad del coche a la Policía Local. Es un requisito imprescindible para que no le cueste un euro al ciudadano. Si no es así, debe pagar las tasas correspondientes y, por decirlo de alguna manera, no se le está permitido tener un coche en estado de abandono. Trámites Cuando los policías detectan su abandono, abren un expediente y retiran el vehículo al depósito municipal. Una vez allí, se busca localizar al dueño y se le pide que se encargue del coche o que ceda su propiedad a la Policía Local para llevarlo al desguace. Si no se es capaz de contactar con su propietario, se le notifica por escrito que su coche ha sido retirado de la vía urbana por abandono y se le da un plazo para reclamarlo. Si pasado este tiempo no da señales de interesarse por su vehículo, se procede sin más dilación a iniciar los trámites para su destrucción. José Fernández recuerda que la Policía Local puede actuar de oficio cuando hay «indicios más que evidentes» de que los vehículos están en la calle sin que nadie se interese por ellos o cuando pase más de un mes aparcado en el mismo sitio. Más de 30 días en el mismo lugar es clarificador. Es la prueba de que está en un galopante proceso de deterioro y, por tanto, la Administración local puede actuar. El delegado de Tráfico resalta que este proceso, «si hay colaboración ciudadana», facilita el trabajo a los que quieren desprenderse de su viejo coche. Si su propietario quiere ganarse un dinero por su desguace, debe realizar todo el trabajo burocrático, pero si lo cede a la Policía Local, es el Consistorio el que culmina todo este trámite, «retirando el coche, llevándolo a La Algodonera y dándolo de baja en Tráfico». El almacenamiento en La Algodonera contrasta con el que se produce en otro punto de acumulación de coches: el aparcamiento del antiguo Hernán Cortés, donde tiene su base la grúa municipal. Para el coche que llega a La Algodonera, su último destino es la chatarrería. En cambio, el que va al Hernán Cortés suele salir de nuevo a la circulación. Para eso sólo hay que pagar la correspondiente multa. El último dato actualizado del servicio de la grúa municipal (2007) presenta que 1.315 turismos fueron retirados en la capital autonómica durante ese año. El motivo más habitual fue por estacionamiento indebido en vado permanente. Por ese caso se denunciaron 221 coches. Otros 108 vehículos fueron trasladados al depósito municipal por permanecer aparcados en zona de carga y descarga, la misma cifra de vehículos que obstruyeron en algún momento la circulación. Otros 110 fueron retirados por la grúa por ocupar un espacio en calles peatonales y 98 por estar aparcados en zonas reservadas. El número de ciclomotores retirados fue de 164.

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