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NATALIA REIGADAS
Lunes, 8 de junio 2009, 11:24
Perder el trabajo o que la empresa deje de pagar los sueldos son situaciones traumáticas para cualquier trabajador. Sin embargo, muchas veces lo peor viene después, abogados, juicios y una larga espera hasta que llega una resolución. Para evitar este costoso proceso existen las Unidades de Mediación, Arbitraje y Conciliación (UMAC), un paso obligatorio antes de llegar a los juzgados. En este servicio, trabajadores y empresas tratan de llegar a un acuerdo, y en los últimos meses, las negociaciones se han disparado debido a la conflictividad laboral. La crisis ha provocado que las demandas entre trabajadores y empresas crezcan un 30% en solo un año, un aumento inédito.
Se trata de un dato sorprendente. En 2006, por ejemplo, las conciliaciones tramitadas por la UMAC en la provincia de Badajoz fueron 2.740 y en 2007, 2.724, una diferencia mínima. Sin embargo, en 2008 estas quejas crecieron hasta las 3.911, un 30% más que año anterior, lo que supone el mayor incremento de la última década. El jefe de servicio de la UMAC en Badajoz, Luis Pacheco, es consciente del aumento de trabajo en su oficina y de hecho, calcula que, en lo que llevamos de 2009, el crecimiento ha sido aún mayor. «A día de hoy, en los meses que llevamos de año comparados con los mismos del 2008 hemos recibido unos 1.000 expedientes más».
Este afán creciente de los trabajadores por recurrir a las demandas como respuesta a los conflictos laborales no sólo se produce en Badajoz. En general, todas las provincias españolas han incrementado sus actos de conciliación en torno al 20%, aunque hay zonas donde las quejas se han multiplicado por dos, como Toledo, que pasa de 3.273 conciliaciones en 2007 a 7.086 el año pasado.
Una conciliación no es un proceso voluntario que elige el trabajador o la empresa para ponerse de acuerdo. Se trata de un recurso obligatorio antes de llegar a los juzgados. Por ejemplo, tras un despido, el trabajador, que lo considera injusto, quiere denunciarlo como improcedente. No puede acudir directamente al Juzgado de lo Social sino que está obligado a pasar por la Unidad de Mediación, Arbitraje y Conciliación para intentar pactar con la empresa y evitar llegar a juicio. El objetivo es que la Justicia no se colapse con los numerosos casos laborales.
Cómo funciona
El primer paso que debe dar el trabajador, que suele ser el que denuncia aunque las empresas también pueden utilizar este medio, es acudir a la UMAC y rellenar una papeleta de demanda. Si se trata de un despido debe ser rápido, ya que cuenta con 20 días para protestar tras ser cesado de su trabajo. En este documento constan sus datos personales y laborales así como los de la persona o entidad contra la que presenta la queja.
En el mismo momento en el que se presenta la papeleta de demanda, la UMAC le da una cita para el acto de conciliación e informa al demandado de que debe acudir a través de una carta con acuse de recibo. En la fecha marcada, demandante y demandado se reúnen con un letrado conciliador, que es un funcionario Licenciado en Derecho. Éste identifica a ambos, lee la queja del trabajador y permite al empresario dar sus explicaciones. «Lo esencial es que las partes lleguen a un acuerdo, sin embargo, si el letrado ve que las posturas son muy distantes, se levanta el acta sin avenencia, es decir, sin acuerdo», explica Luis Pacheco.
El responsable del UMAC, sin embargo, está satisfecho por el alto porcentaje de casos en los que se llega a una solución que será ejecutiva ante el Juzgado de lo Social.
Causas
La causa más común para llegar a un acto de conciliación es el despido. De hecho, de las 3.911 conciliaciones tramitadas el año pasado en las UMAC de la provincia, 1.319 se debieron a este conflicto. Pacheco así lo confirma y explica cuál suele ser el desenlace más habitual. «Lo más normal es que la empresa acepte que se trata de un despido improcedente y acuerden una indemnización».
Otro de los motivos que llevan a los trabajadores a la UMAC son los impagos que en 2008, con la crisis, se multiplicaron. En este caso, el trabajador exige a la empresa las nóminas atrasadas. Aunque haya sido despedido, lo que en muchos casos también coincide, son dos procesos distintos por lo que debe celebrar dos actos de conciliación, uno por el despido y otro, para cobrar lo que le adeudan.
Por último, los afectados por cualquier conflicto laboral también pueden acudir a la UMAC por haber sufrido algún tipo de sanción en su empresa si desean recurrir o porque se haya producido un recorte en sus derechos.
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