Los cacereños acuden en masa a la llamada de la comida ecológica

El sabor de los auténtico pasó por Cánovas. Lo hizo, además, con un llamativo éxito de público. Los cacereños acudieron en masa a la llamada de los productos ecológicos, del producto más ecológico, el más sabroso y natural a la vez. Extrema-Bio ganó la batalla. Ni siquiera el calor fue capaz de impedir que se animase el ambiente desde primera hora de la mañana (a mediodía comenzaron a despacharse los tickets) para probar un gazpacho de cerezas, un paté a base de aceituna, manzanilla o almendra o llevarse a casa una docena de huevos por cuatro euros para hacer una tortilla de las que casi ya ni se recuerdan.

La mujer acompaña al marido y éste marca la pauta. Pide un par de bebidas y le sirven una tapa. «Es una berenjena con frambuesa. Ya verá como le gusta», le espeta el responsable de una de las 24 casetas que han tomado el carril lateral más cercano a los impares de la Avenida de España, en el Paseo de Cánovas. La sorpresa y el sabor más sugerente han estado garantizados. Lo estuvieron el sábado y también ayer hasta bien entrada la noche, cuando aún seguía llegando gente a los mostradores. «Estamos realmente satisfechos. No podemos quejarnos», analiza Rafael Robina. El gerente de la Institución Ferial (Ifeca) adelanta que Extrema-Bio tiene futuro. Lo dicen las sensaciones y los tickets vendidos. «Vamos a pasar de 10.000. Nos acercamos a la primera edición de la feria gastronómica, cuando se llegó a 15.000. Por ahí andamos», subrayaba a media tarde Robina, que reconoce que la feria cambiará de fecha -se baraja septiembre- en 2010 para atraer a alumnos de hostelería y universitarios que no han podido acudir esta vez por los exámenes.