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M. ÁNGELES MORCILLO
Miércoles, 24 de junio 2009, 13:23
Parece que sabían perfectamente lo que buscaban. Y dónde lo buscaban. Porque no dejaron nada revuelto, ni tuvieron que registrar mucho para encontrar el botín. Simplemente, abrieron la caja de caudales que estaba en uno de los cajones y cogieron los alrededor de 1.700 euros que estaban en su interior y que iban a ser destinados a pagar a algunos de los empleados.
De nuevo, por segunda vez en siete meses, consiguieron llevarse una suculenta cantidad de dinero de la empresa Limpiezas Galindo, situada en la céntrica calle San Francisco, además de un teléfono móvil.
Sobre el mediodía de ayer, tres miembros de la Policía Científica del Cuerpo Nacional de Policía de Mérida tomaban huellas e inspeccionaban la oficina de Galindo en busca de alguna pista que les condujese a averiguar el autor o autores del robo. Antes de eso, también hicieron una visita a una de las oficinas de Guardado Asesores. Su dueño se había encontrado al entrar a trabajar la puerta reventada y forzada con alguna palanca, aunque afirma que no echa de menos ningún objeto de valor. No se habían llevado ni ordenadores, ni documentos personales, ni tan siquiera dinero.
Sin embargo, en la oficina de Galindo los cacos sí que habían encontrado el dinero en el momento justo. Una de las trabajadoras afirma que nunca se deja nada en efectivo en la caja y que esos euros estaban allí porque al día siguiente, es decir, ayer, iban a destinarse a pagar a empleados.
Este golpe tiene tanta similitud con el que la empresa sufrió en noviembre del pasado año que algunos de los afectados piensan que pueda ser la misma o las mismas personas las responsables de ambos robos.
Otro robo en noviembre
En aquella ocasión, también reventaron la puerta de la empresa con una palanca o un taladro y, tras registrar algo la oficina, pudieron llevarse alrededor de 2.300 euros, que también encontraron en una caja de caudales. Aunque todos los cajones habían sido abiertos y registrados, los equipos informáticos y los documentos tampoco habían sido tocados en aquella ocasión.
Ahora la preocupación que tienen los responsables de las empresas del edificio es averiguar por dónde entran los cacos. Se cree que un patio interior pudiera ser el acceso por donde se cuelan, pero no se da nada por seguro.
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