

Secciones
Servicios
Destacamos
M. ÁNGELES MORCILLO
Jueves, 29 de octubre 2009, 02:37
No cabe ni uno más. Con casi 70 animales en su interior, la perrera municipal se ha quedado pequeña. Por eso, el Ayuntamiento de Mérida cree necesaria no ya la ampliación de las instalaciones actuales, sino la construcción de una nueva con más capacidad y mejores servicios y dependencias.
Su construcción comenzaría el año que viene. El delegado, Manuel Jiménez, apunta que ya ha presentado el proyecto al alcalde, quien le da todo su apoyo en este tema. «Ángel está muy sensibilizado con el maltrato animal». La iniciativa también cuenta con el apoyo de las dos asociaciones protectoras de animales de la ciudad, Apame y Acudame, que están en contacto con el concejal de forma periódica, y con algunas clínicas veterinarias que también colaboran con el Ayuntamiento.
Se barajan dos lugares como los más adecuados para la nueva perrera. Los dos serían de titularidad municipal y estarían también situados en el polígono industrial El Prado. Uno está antes de llegar a la perrera actual y el otro más cerca del Albergue Juvenil. Si este proyecto se hiciera realidad, la superficie que ocupa actualmente la perrera municipal sería destinada a la ampliación del Centro Especial de Empleo 'La Encina', que está prácticamente al lado.
De unos 200 metros cuadrados que ocupa la actual perrera, se pasaría a unas instalaciones de aproximadamente 600 metros cuadrados. Todo este terreno se adecuaría a las necesidades de los animales acogidos.
Así, según explica el concejal, en el nuevo proyecto de perrera se incluiría, entre otras dotaciones, un total de 20 cheniles (ahora sólo se cuenta con siete), varias bañeras de agua caliente y fría, un seno, un botiquín y hasta un cuarto destinado a los gatos. En este sentido, Jiménez señala que tiene la intención de ponerse en contacto con los responsables del Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida para ofrecer este lugar como un emplazamiento al que llevar a los gatos que viven en los monumentos cuando estos se están restaurando, como ocurre en la actualidad con los que habitan en el Templo de Diana.
Dispondría este espacio de una zona con cemento pulido, abierto, aunque con una parte techada para que los animales puedan salir cuando haga mal tiempo. Este área tendría una superficie de unos 15 metros de ancho por otros 30 de largo.
Tendría también una sala de curas y, aparte de los 20 cheniles anteriormente citados, otros cinco se destinarían a los animales que, por alguna herida o enfermedad, tuvieran que permanecer aislados. Uno de los espacios de la perrera estaría dotado con una luz infrarroja para que los animales encuentren calor en los meses de invierno. La instalación se completaría con un despacho para los trabajadores, dos servicios y un vestuario.
Busca financiación
Que este proyecto se haga realidad depende, según el concejal, «del dinero con el que contemos el año que viene. Lo que sí está claro es que es muy necesario ofrecer un lugar mejor a los perros, que siempre han estado un poco dejados». Jiménez, muy concienciado con la situación de los animales, afirma que «estamos viviendo un periodo en el que no se adoptan perros de la perrera. Me preocupa que muchos de los que están abandonados, por no haber sitio en estas instalaciones, estén viviendo en las calles».
La Asociación protectora de animales de Mérida, Apame, se muestra «preocupada por las condiciones de vida de los perros de la perrera. Pero eso no es lo que más nos intranquiliza. No creo que el mayor problema sea el espacio actual en la perrera, que también, sino encontrar una solución y prevenir los abandonos de los animales», aclara Hugo Alonso, su presidente.
2009, año fatídico
Alonso afirma que 2009 está siendo «un año fatídico y dramático en el abandono de animales y nulo en cuanto a adopciones». Intenta convencerse a duras penas de que la gente tiene razones poderosas para abandonar mucho y no adoptar nada. La crisis económica, una de ellas. Ante esta situación hace un llamamiento desesperado a todos los ciudadanos a que adopten perros que esperan en la perrera porque ya, literalmente, no cabe uno más. No hay sitio material y las instalaciones están desbordadas.
Por su parte, María Luisa Prudencio, de Acudame, la otra protectora de animales, recuerda que no sólo está la figura del adoptante. «También la del acogedor, que permanece unos meses con el animal hasta que se le encuentra un lugar mejor». Responsabiliza a los ciudadanos de que las calles estén llenas de perros abandonados y está satisfecha con la idea de una perrera nueva, que ella prefiere denominar centro de protección animal. Que la construcción de las instalaciones dependa de que haya dinero es algo que no convence mucho. «Siempre hay dinero para corridas de toros o carreras de galgos. También podían destinar algo a la protección animal».
Para concienciar a la población van a iniciar conjuntamente con el Consistorio una campaña para animar a los emeritenses a adoptar perros. A ver si surte efecto.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones de HOY
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.