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REDACCIÓN
Viernes, 15 de enero 2010, 13:19
La Justicia ha dictado en Extremadura dos sentencias ejemplares en dos casos de disfusión de fotografías íntimas: el escándalo de Mérida que se remonta 6 años atrás y un caso menos conocido en Badajoz, que condena a dos hombres por enseñar fotos íntimas de una compañera de trabajo
Condena en Mérida
Ocho años de cárcel por la difusión en el verano de 2004 de fotos de contenido sexual de varias personas de Mérida. El juzgado de lo Penal número 2 de la capital autonómica condena al informático David Crejo a cinco años de prisión por un delito de descubrimiento y revelación de secretos, por el robo y difusión de las imágenes, y a tres años más por otro delito de descubrimiento de secretos, debido a la interceptación de comunicaciones personales. Cabe recurso ante la Audiencia Provincial.
Junto a esto, en concepto de responsabilidad civil condena a Crejo, y de forma subsidiaria a la empresa de la que formaba parte como socio y empleado, 'Grupo Informático Mérida S. L.', a indemnizar con 120.000 euros a la procuradora María del Mar Pérez de las Heras, 100.000 a la ex concejala Gloria Constantino y otros 100.000 al abogado Ángel Acedo, hermano del ex alcalde Pedro Acedo. También se impone al acusado las costas.
El fallo considera probado que Crejo accedió a mediados de julio de 2004 al ordenador personal de Ángel Acedo. Para eso, empleó las claves y contraseñas de las que disponía como trabajador de 'Grupo Informático Mérida', encargada del mantenimiento de los equipos del bufete del abogado. Acto seguido, visionó sin autorización varias fotografías de explícito contenido sexual en las que aparecían las citadas personas. A continuación las grabó y, una vez en su domicilio, «el día 29 de julio de 2004, desde su ordenador personal, y con ánimo de menoscabar la imagen pública de las personas que aparecían en las fotografías, procedió a difundirlas a través de la página de Internet www.iespana.es/unsueno». También envió correos electrónicos con las imágenes a empresas y entidades de la ciudad, lo que causó una enorme repercusión.
Asimismo, el juzgado declara probado que, una vez denunciados los hechos e iniciadas por Acedo las actuaciones para identificar a su responsable, el acusado accedió al ordenador personal del abogado y desde su domicilio, entre los meses de agosto y septiembre de 2004, «interceptó hasta un total de 48 mensajes de su correo electrónico».
Declaraciones opuestas
La sentencia recoge que durante el juicio, celebrado en Mérida a mediados de diciembre, el acusado negó los hechos. Pese a ello, toma como base sus primeras declaraciones ante la Guardia Civil y el juez de Instrucción, en las que reconoció su culpabilidad.
En un primer momento, apuntó que se llevó las fotografías «por si en algún momento hacía falta dárselas o filtrárselas a alguien», ya que había descubierto que Ángel Acedo «no es lo que parece». En cuanto a Gloria Constantino, indicó que «es delegada de Hacienda, y durante más de un año ha estado yendo al Ayuntamiento para cobrar varias facturas por importe de 7.000 euros, que todavía no ha podido cobrar porque Gloria no ha firmado esa factura, porque no le ha dado la gana».
Para el juzgado, «escapa a la lógica que nadie razonablemente pueda autoinculparse de hechos de tanta gravedad si no era autor de los mismos». Junto a esto, acepta la declaración de dos jóvenes que ya han sido condenados por la difusión de las imágenes. En ambos casos, aseguraron que, cuando coincidieron como detenidos con el acusado, éste reconoció ser el autor de los hechos.
También se basa en el informe pericial del Grupo de Delitos Telemáticos de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil. Los agentes partieron de la publicación de las fotografías en la web www.iespana.es/unsueno, y descubrieron que había sido creada y mantenida desde dos direcciones IP, pertenecientes a 'Grupo Informático Mérida' y a una empleada de la empresa, vecina de David Crejo, con quien compartía la conexión ADSL. Además, según su experiencia, en un 99% de los casos el responsable suele ser una persona cercana y que actúa siempre por un motivo.
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