Escolares de Ibahernando y Robledillo de Trujillo no irán al colegio

La paciencia ya se ha acabado. La carretera que va de la población cacereña de Ibahernando a Trujillo, propiedad de la Diputación cacereña, lleva dos años cortada. Se debe, en un principio, a las obras de mejora de la calzada. Sin embargo, esas obras llevan tiempo paralizadas. Solo se puede acceder a las fincas. Por tanto, vecinos de Ibahernando, así como del municipio de Robledillo de Trujillo, tienen que coger vías alternativas, como un camino vecinal asfaltado que va a Santa Cruz de la Sierra o la vía dirección La Cumbre, para poder llegar a la ciudad trujillana, lugar de referencia para estas poblaciones o incluso, a la A-5. Hasta ahora, el transporte escolar iba dirección Santa Cruz para acudir a los centros educativos trujillanos. Sin embargo, los padres se han plantado. Tras una reunión el pasado sábado, decidieron que sus hijos no vayan a clase durante tres días. Esta decisión afecta a medio centenar de jóvenes, entre las dos poblaciones, 35 de ellos, por ahora, van en transporte escolar al Francisco de Orellana. El resto son alumnos de Bachillerato y de colegios concertados.

Se quejan de que la carretera vecinal por donde va el autobús con sus hijos es peligrosa, debido a su estrechez, con menos de cinco metros de ancho. De hecho, es complicado que pasen dos vehículos juntos. Tiene baches y la maleza, en algunos tramos, invade la calzada. Algunos alumnos reconocen que ya ha habido algún frenazo para evitar males mayores. Por todo ello, reivindican que sus hijos vayan por una carretera normal, como cualquier persona y no por un camino vecinal que está sufriendo cada vez más deterioro. Se están recogiendo firmas en las poblaciones afectadas para apoyar esta reivindicación.

A pesar de esas reivindicaciones, las obras está en plazo. En un principio, debería estar terminada, como muy tarde, el 31 de diciembre de este año, según los alcaldes de Ibahernando y Robledillo de Trujillo