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J. SÁNCHEZ PABLOS
Viernes, 31 de octubre 2014, 11:21
Miguel Melo está ligado al mundo del hierro desde que tenía 13 años. Pasó por varias empresas hasta que el 1 de enero 1997 abrió su empresa 'Cerrajería Chicholo'. En la actualidad está ubicado en el polígono industrial Arroyo Caballo. Una de sus actividades principales es atender la demanda de los ganaderos de la zona con distintas infraestructuras como tolvas, comederos, carros repartidores de pastillas, así como naves agrícolas, cebaderos y «todo lo que nos pidan relacionado con el hierro». Pone de manifiesto que los elementos que vende se fabrican en su taller.
¿Cómo es el cliente del mundo del campo?
Solemos tener dos tipos de clientes. Uno es el que busca calidad en el producto que nos pide, con un material fuerte y que pese. Sin embargo, hay otros que buscan el precio más barato. A veces piden cosas que no son de calidad y si lo piden así, se lo tenemos que hacer. Eso sí, se le deja claro qué es lo que se va a llevar, ya que no es el mejor producto. A mi me gusta ofrecer cosas de calidad para que todos quedemos contentos. Creo que es lo mejor. Luego puede gustar más o menos, aunque normalmente los clientes siempre repiten. Son de muy diferentes edades, a partir de los 35 años.
¿Cómo evolucionan las ventas?
Durante los últimos cuatro años, las ventas han estado muy paradas. Se ha notado que no había tanto dinero. Ahora parece que hay más movimiento. Contamos con más demanda en las tolvas, comederos y bebederos. También hay que destacar que la otoñada ha sido buena. Por tanto, todo lo que los ganaderos no se tengan que gastar en pienso, invierten en la infraestructura que les hace falta.
También se ha reparado más.
Eso está claro. En este último tiempo, se ha reparado lo que antes se tiraba a la chatarra. Había cosas que estaban muy mal. Sin embargo, había que prestar un servicio a la clientela de siempre y lo hemos arreglado. Esperemos que ahora, con este buen año para el campo, se hagan las inversiones. Se ve cierta mejoría, aunque no llegan a tiempos pasados. Ejemplo de ello es que nos piden tolvas grandes y eso es porque van a cebar terneros. Antes los vendían pequeños.
Es un asiduo a la Agroganadera de Trujillo ¿Suele hacer una buena feria?
Los años de 2010 al 2012, no fueron buenos. Ya, el año pasado fue un poco mejor. Hay que tener en cuenta que, sobre todo, en la última época, este tipo de eventos ha servido para darse uno a conocer. Entregamos sobre unas 150 o 200 tarjetas. De esos contactos, a lo mejor, te llaman quince o vente. La gente ve el producto en la feria y luego te llama. Por tanto, se vende más después de la muestra que durante ella. Sí es cierto que en los primeros años vendía todo lo que tenía en exposición. Confío en que este año sea un éxito, siempre y cuando no haya ningún problema, como puede ser la lengua azul.
¿Qué es lo más extraño que le han pedido?
Ahora mismo no sé que decirte. Quizá, lo último que he hecho más novedoso han sido capturadores de animales para jabalíes o venados, tanto para Madrid como para Córdoba. Son grandes corrales con mangas. Se capturan para luego llevarlos a uno u otros sitios. Hay fincas en las que son más rentables con la caza que con la explotación ganadera. Para su fabricación, me dieron unos planos. No me quiero olvidar de las naves agrícolas que hemos realizado. En un principio, no me dedicaba a ella. Desde el año 2001 al 2008 estábamos saturados. Ahora, se pueden hacer, como muchas, dos o tres al año. La última ha sido para una granja de pollos en Torrecillas de la Tiesa.
¿Qué tipo de problemas tiene este tipo de negocios?
Uno de los problemas, como en otro tipo de empresas, es poder cobrar. Todos estamos igual. Confío en cobrar lo que me deben, pero será complicado. Seguiremos trabajando.
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