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Ganivet, valdés, Juan Pedro Brun y Gamero posan junto a la Torre de Espantaperros:: J.V. ARNELAS
Un grupo de profesionales advierte que el proyecto del Campillo es ilegal

Un grupo de profesionales advierte que el proyecto del Campillo es ilegal

Varios arquitectos, arqueólogos, sociólogos y escritores respaldan una iniciativa con la que demandan una actuación menos agresiva en el entorno de la Alcazaba

Tania Agúndez

Sábado, 8 de noviembre 2014, 00:26

Un grupo de profesionales formado por el sociólogo Artemio Baigorri, el arqueólogo Fernando Valdés, el dramaturgo Miguel Murillo o los arquitectos Ángel Gamero y Ángel Ganivet, entre otros, se han unido para impulsar una iniciativa mediante la que pretenden aportar propuestas al proyecto de renovación del Campillo, promovido por el Ayuntamiento de Badajoz.

Así, hacen referencia a aspectos sociales, urbanísticos, patrimoniales e históricos «que pueden ser mejorados», según consideran los distintos expertos en esta materia. Esas ideas han sido recogidas en un informe que ya ha sido entregado al Ayuntamiento. «El Campillo es uno de los asuntos más importantes para la ciudad. No hay que olvidar que la zona forma parte de su casco histórico y que no sólo afecta a los monumentos, sino también a la gente que vive allí», dijo ayer Valdés en rueda de prensa.

Quienes suscriben el documento advierten que el proyecto incumple la Ley de Patrimonio Histórico en lo que se refiere a la creación del área de protección de la Alcazaba y la muralla abaluartada (declaradas Bien de Interés Cultural) y por el impacto que tendrá la actuación que se contempla en ese espacio. «Antes de iniciar cualquier obra (ya sea derribo o construcción) hay que marcar un área de protección en torno a cualquier monumento declarado Bien de Interés Cultural. Cuando las administraciones no declaran esa zona, la legislación dice que se establecerá como mínimo en 100 metros. El Campillo está situado dentro de estas dos áreas de protección», indica Valdés.

Los miembros que respaldan esta iniciativa argumentan además que antes de llevar a cabo cualquier intervención en un entorno protegido la Comisión de Patrimonio (órgano patrimonial consultivo) debe evaluar el proyecto en su conjunto. «El proceso de expropiación, derribo, urbanización y edificación es y debe plantearse como una actuación única», explica Ganivet.

Sin embargo, estos profesionales lamentan que se hayan iniciado los derribos de los inmuebles situados en el Campillo sin que dicha Comisión previamente haya dado el visto bueno a lo que se va a construir en este espacio y que vendrá a sustituir lo que ya se ha demolido. «Se ha incumplido sistemáticamente la Ley. Ya se ha atentado sobre el patrimonio protegido, por la pérdida de la parcela catastral del área», se apunta en el escrito.

Hasta ahora la Comisión sólo ha sido informado del proyecto de urbanización. «A este organismo sólo se le pregunta por una parte del proyecto, no por el conjunto del mismo. Por tanto, no puede proteger los valores del entorno que subyacen en el Campillo al desconocer el alcance de la intervención sobre el BIC. Ahora es un descampado sin que tengamos garantía de que la actuación va a enriquecer el BIC», añade el documento.

Por este motivo, piden que se dé a conocer el plan de rehabilitación del Campillo «en su totalidad». «Para hacernos una idea del impacto que podría conllevar, sólo hay que imaginarse que en una manzana junto a la Catedral se levanta una urbanización de adosados de tres alturas. Nadie lo consentiría. La diferencia en el Campillo es que esta zona ha registrado poco paso de gente. Los ciudadanos tienen menos relación con este lugar porque ha sido un área deprimida, de exclusión social y la sociedad no se da cuenta de su importancia», manifiesta Ganivet.

Alteración del paisaje urbano

Quienes toman parte en esta iniciativa destacan el impacto visual que generarán las viviendas de tres alturas (dos plantas más la terraza) que se han proyectado para la regeneración del Campillo. De hecho, afirman que la torre de Espantaperros quedará rodeada por estas nuevas construcciones, lo que impedirá su visión desde puerta Trinidad. «Este monumento es el símbolo de Badajoz y lo van a tapar. Casi no se verá mirando desde puerta Trinidad. Ya no se aprecia por un costado porque la tapa el Cubo», resalta Valdés.

En este sentido, los profesionales vuelven a hacer referencia a la Ley de Patrimonio Histórico, concretamente al artículo 19, «en el que se prohibe toda construcción que altere el carácter de los inmuebles protegidos o perturbe su contemplación». Critican también que la actuación desvirtúa el paisaje urbano. «El modelo de vivienda, integradas en grandes manzanas muy voluminosas y homogéneas, es muy agresivo y atentaría contra el paisaje cultural de la ciudad. Así, la visión de quienes paseen sobre la muralla se verá rota por estas edificaciones, que no identifican al Casco Antiguo», coinciden los autores del texto.

En cuanto a los aspectos sociales, señalan que la actual propuesta del Campillo ha producido un desplazamiento de todas las personas que vivían allí. «No se ha promovido el acondicionamiento de la zona, mejorando la calidad de las viviendas, para mantener a la población del entorno», subraya el informe.

Por todo ello, quienes avalan este documento proponen que es mejor dejar el área sin la nueva edificación. Piden que se reestudie el plan municipal de regeneración del Campillo. «Si no podemos tener un Campillo vacío o libre, al menos que esté poco edificado. Que la actuación sea menos agresiva reduciendo el volumen de los inmuebles y ajustándose a la singularidad de la zona», puntualizan en el escrito.

También plantean que el Campillo funcione como un paseo que sirva de enlace entre la Plaza Alta y San Andrés por la calle Benegas, que consideran que debería convertirse en plataforma única. Para conseguir esta conexión habría que abrir la plaza de nueva creación que contempla el plan municipal con Concepción Arenal, utilizando la antigua iglesia de la Concepción. Además sugieren que este espacio se acondicione como edificio cultural «lo que daría más atractivo a la zona», aseveró Ganivet. Aseguran que no debería ejecutarse la calle de nueva apertura El Toril, porque es una escalera. «Es inaccesible para los discapacitados. Hay otras posibilidades de acuerdo a la normativa de accesibilidad vigente».

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