
Ver fotos
Secciones
Servicios
Destacamos
Ver fotos
Al general Menacho se le espera el próximo mes en Badajoz. Su figura, obra del escultor Salvador Amaya, lucirá en bronce y su espada será de acero, para que perdure en el tiempo. Se erigirá flamante sobre un pedestal de granito en plena avenida de Huelva. A pocos pasos, en el baluarte de Santiago, está su memorial, justo en el sitio donde fue alcanzado por una bala de cañón. El homenaje de quien murió defendiendo Badajoz es una de las estatuas públicas en peor estado de la ciudad.
La columna de mármol de ocho metros se alza sobre un pedestal que antaño y en relieve reproducía escenas militares que hacían alusión al personaje. Hoy sería imposible reconocer la historia en la piedra porque la han machacado. Como también cuesta reconocer dos de los cuatro leones que flanquean el memorial, desfigurados por los golpes. Para rematar el despropósito, los escalones que sustentan el conjunto han saltado.
La Memoria de Menacho pide a gritos que la recompongan, pero no es la única. A la vista del estado de las estatuas públicas, la cola para entrar en el taller de restauración es larga. Lo corrobora la asociación Amigos de Badajoz que les ha pasado revista. En este trabajo han examinado cuarenta estatuas y su balance es claro: suspenso en conservación.
Las hay mutiladas, sin identificar, sucias o con pintadas. El ramillete de ultrajes es tan amplío como sorprendente.
A Covarsí le han machacado la nariz, la espada de Zurbarán está torcida, a Morales le han quitado un trozo de pincel, al padre López le han robado las gafas, el pedestal de Monterrey tiene pintadas y Carolina Coronado parece que va a caerse de espaldas en cualquier momento.
En el repaso que ha dado Amigos de Badajoz a las estatuas se repite el mismo patrón. «Las de piedra y situadas a pie de calle están degradadas o abandonadas, las de bronce están medianamente conservadas», valora Estanislao García Olivares, escultor y profesor de dibujo en el instituto Bárbara de Braganza, quien también ha participado en este estudio de Amigos de Badajoz.
Él es autor de varias estatuas de la ciudad, como la de los dos conquistadores del Paseo Fluvial, que tampoco se han librado de estos ataques. A Pizarro le falta la hoja de su espada y a Pedro de Alvarado, un trozo de la suya. «Me da mucha pena ver mis esculturas mutiladas. El problema del bronce es que arrancan todo lo que sobresalga y llega un momento en que qué haces -se pregunta-, haces todas las esculturas como si fueran un bloque».
Además, se ha encargado de recuperar algunas estatuas que han vuelto a ser atacadas. Es el caso de la de 'Los Monteros', que sirve de homenaje al pintor Adelardo Covarsí y que está colocada en la cabecera del puente de la Universidad, en la margen izquierda.
El conjunto escultórico de Juan de Ávalos recrea una escena de caza, la temática característica del pintor. «Está destrozado», sentencia Manuel Cienfuegos, de Amigos de Badajoz. A uno de los cazadores le falta un brazo, a otro un trozo de escopeta y a los perros las orejas y el rabo. «Es una escultura de caliza marmórea, la piedra es muy delicada y todos los elementos salientes los rompen», cuenta García Olivares.
En Badajoz existe una estatua más antigua dedicada a Covarsí, aunque hoy esté irreconocible por los daños que ha sufrido. Al busto, que está en Castelar, le han machacado la nariz y parte del labio y le faltan dedos y el pincel. A esta estatua de José Silva también le han quitado una placa lateral. «Está hecho polvo y estamos hablando de Adelardo Covarsí y de la ciudad de Badajoz», recuerda Cienfuegos.
En el mismo parque hay otras dos estatuas que también están pidiendo socorro. La de Carolina Coronado que es blanco de los excrementos de las palomas y que para colmo está desequilibrada. Su cimentación ha cedido y la figura de la escritora está inclinada hacia atrás. «Y menos mal que está rodeada por las rejas del estanque», apostilla Estanislao.
La otra es la que recuerda a Luis Chamizo. El busto está en buenas condiciones, pero está colocado sobre un bloque de cemento que empobrece la figura y, para remate, el nombre del poeta está escrito a mano sobre el cemento. «Tienen que sustituir el pedestal por otro más digno con las letras bien puestas y pintadas», apunta Cienfuegos.
Y siguiendo con Chamizo recientemente dos ciudadanos anónimos decidieron reconstruir el perfil de la escultura que homenajea a su poema más famoso, La Nacencia, en el parque de La Legión. El relieve en bronce que fue robado hace décadas, luce ahora con cachitos de azulejos rellenando los contornos del molde original. Esta iniciativa ha servido para que se retomen las peticiones de que se encargue una reproducción de la escultura de Emilio Laíz Campos.
En la Legión está también el busto de Manuel Monterrey, cerca de la muralla. «Tiene pintadas y el árbol se lo come, parece que está escondido», aprecia Manuel Cienfuegos. «Pues quizás gracias a eso se ha conservado», contesta irónico Estanislao.
Precisamente, Amigos de Badajoz quiere reivindicar la memoria de este poeta pacense, retomando una tradición que se mantuvo muchos años en la ciudad tras su muerte. Consistía en reunirse frente a su busto y recitar poemas cada mes de abril. Ahora le han trasladado su idea a SOS Casco Antiguo para recuperar esa tradición.
En Pardaleras, la estatua del padre López, que da nombre a la plaza donde está, luce sin gafas. Un trozo de una de las patillas atestigua que en algún momento se las robaron. Este busto, además, no tiene ninguna placa que identifique a este jesuita vasco, hijo adoptivo de la ciudad, que se ganó el corazón de los pacenses por su dedicación a los pobres y enfermos en los años 50 y 60.
El dios Baco de Luis Martínez Giraldo también está amputado. A la estatua que está en las traseras de la Delegación del Gobierno le falta el labio inferior. Y a Luis de Morales que preside la plaza de España le falta un trozo del palo del pincel de la mano derecha y el que sujeta con la izquierda está torcido. Como torcida está también la espada de Zurbarán en San Andrés.
En el listado de Amigos de Badajoz, las estatuas que mejor se conservan tienen un denominador común: son de bronce. Es el caso de la de Los Tres Poetas, la de los Extremeños Universales, la Acogida a los Portugueses, la de Moreno Nieto, Ibn Marwan o San Vicente de Paul, entre otras. «Afortunadamente nuestro clima no es muy húmedo y el bronce se conserva mucho mejor. Pero de todas formas, cada 50 o 60 años, las esculturas se deben limpiar y patinar, cosa que no se hace», sentencia Estanislao.
Tanto él como Cienfuegos, coinciden en que aunque el culpable del estado de las estatuas es el vandalismo, también -dicen- «hay descuido y falta de mantenimiento. Hay que gastarse dinero en mantenerlas».
«Como asociación lo que pedimos es que el Ayuntamiento tenga una partida para el mantenimiento porque ahora es necesario en muchas estatuas y da mala imagen. Además, suelen ser esculturas dedicadas a personajes de la ciudad y deberían tener un cuidado más especial con ellas», concluye Cienfuegos.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones de HOY
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.