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Natalia Reigadas
Badajoz
Martes, 5 de septiembre 2017, 23:07
Dolores Suárez aparca su coche policial en la entrada de un parque. Se baja del vehículo y camina hasta un grupo de jóvenes. «¿Lleváis drogas», les pregunta. «No», es la respuesta casi inmediata. «Si lleváis, entregadlas. Si no, saco a Milka y las busca ella». Finalmente entregan un cogollo de marihuana. Saben que si sale, la labrador retriever lo encontrará en segundos. La escena tuvo lugar hace unos días en Badajoz. Es habitual. El Equipo de Guías Caninos de la Policía Local levanta tres actas por consumo de drogas de media cada semana en la ciudad.
En eventos la cifra se dispara. Por ejemplo, en la última edición de Los Palomos, Milka localizó a 35 personas que portaban drogas encima, la mayoría ‘cristal’ y distintos tipos de pastillas estupefacientes. Esta labrador de 7 años se ha hecho famosa en la ciudad por su capacidad para oler las drogas y es la mejor herramienta con la que cuenta la Policía Local para luchar contra el menudeo.
Por esa razón la semana que viene esta perra subirá al escenario del teatro López de Ayala para recoger la medalla al mérito policial en el Día de la Policía Local. La Junta de Gobierno del Ayuntamiento pacense aprobó esta condecoración con el objetivo de reconocer la labor del Equipo de Guías Caninos.
Dolores Suárez, la responsable de esta unidad, está orgullosa. «Ella no se enterará, pero es una culminación de nuestro trabajo y hoy en día se agradece que se tenga en cuenta a los animales». Eso sí, explica esta agente, Milka tendrá premio cuando reciba la medalla y también el 26 de septiembre porque ese día cumple 8 años. Habrá tarta para perros o un hueso.
La medalla al mérito policial para perros es un reconocimiento poco común en España. Poco a poco se ven gestos hacia los animales que realizan esta tarea. Por ejemplo algunos plenos municipales han votado para otorgar un número de agente municipal a sus canes policías. Se trata de un gesto que sirve para proteger a los animales, por ejemplo, en caso de agresión. Ocurre a veces. En la pasada Fiesta de la Primavera, en Badajoz, un joven que había bebido le pegó una patada a Milka.
Tampoco es común que los ayuntamientos cuenten con este servicio en sus policías locales. En Badajoz comenzó hace 9 años con una labrador llamada Nala. Se acaba de jubilar al cumplir 10 años y ahora están buscando un perro para entrenarlo y que cubra esta vacante. Poco después se incorporó Milka y también hay una pastor belga llamada Gala que colabora con el equipo.
Tras comprobar que el trabajo de los perros daba sus frutos, se estableció oficialmente el Equipo de Guías Caninos. En su día a día trata de atajar el menudeo de drogas.
Dolores Suárez suele trabajar en parques, por ejemplo, para evitar que se consuman drogas en estos espacios públicos. También pasa algunas mañanas en los entornos de los institutos. Explica que, en algunas ocasiones, han sido los propios directores de los centros los que han pedido ayuda a la unidad canina para acabar con la venta de drogas cerca de las escuelas.
Muchos jóvenes de la ciudad conocen a su perra y le han puesto un mote, ‘La chocolate’. Es un juego de palabras por su nombre, Milka, que se debe a su color y porque el hachís también es la sustancia que más suele encontrar.
Sin embargo está entrenada para localizar cualquier tipo de droga. También es habitual, por ejemplo, que localice mezcla de cocaína y heroína cuando el equipo realiza su labor en las zonas de consumo de estas sustancias, como algunas calles del casco histórico.
Milka cuenta con otra habilidad que la distingue, es capaz de detectar el olor a pólvora. Esto le permite, por ejemplo, localizar un arma de fuego o casquillos. Por el momento su trabajo se ha centrado en las drogas, nunca ha tenido que encontrar una pistola, pero la Policía Local la ha entrenado para que realice operaciones preventivas o esté preparada en caso de emergencia.
Para entrenar un perro como Milka se lleva a cabo un proceso de educación que, según explica Dolores Suárez, es laborioso, pero suele dar sus frutos rápidamente. Lo primero es escoger un can. Hay razas que suelen realizar mejor estas labores como los labradores, los pastores alemanes o el pastor belga entre otras.
Si se educa al perro desde cachorro, los primeros meses es importante acostumbrarle al entorno, a los ruidos y convertirlo en un perro activo, pero tranquilo. A partir del año comienza la formación específica para detectar drogas. «En dos días aprenden el olor y se les asegura en una semana y ya pueden detectar el hachís, por ejemplo. Lo aprenden enseguida», explica Suárez. Luego, para estos animales, la búsqueda es un juego. Les motiva localizar las sustancias porque a continuación les dan una recompensa. En el caso de Milka, por ejemplo, un mordedor con el que le encanta jugar. «También les gusta que les feliciten. Notar que lo hacen bien».
Milka tendrá su mayor homenaje el viernes 15 de septiembre cuando reciba su medalla.
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