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M. M. N.
Domingo, 5 de octubre 2014, 08:45
Los inquilinos de la chabola levantada en la parcela situada en la parte trasera de Alcoresa aseguran que los vecinos son sus principales benefactores. «Nos traen lentejas para y nos saludamos con ellos», repiten a modo de prueba. En esa parte del Perú, en la que se ubicaba el restaurante Wok, hay varias parcelas sin edificar. También ellas, igual que quienes han encontrado allí su único techo, son víctimas de la crisis. Lo corrobora un gran cartelón que todavía se sostiene en pie en el que se anuncia una promoción de viviendas que nunca se llegó a levantar. En el solar en el que viven los tres jóvenes aún se mantiene una grúa que, afirman, ya habrían desguazado las bandas de robo de cobre y metal si ellos no ocuparan aquel sitio. La ausencia de conflictos es la razón que permite entender que en la calle Sanguino Michel se levante una chabola. De hecho, la alcaldesa y la concejala de Urbanismo conocen el asunto, tal y como confirma el presidente de la comunidad de propietarios de Alcoresa, Javier Flecha. Fue en un reunión a propósito de los problemas suscitados por el derrumbe del techo del Wok.
En un escrito presentado en el Ayuntamiento el día 9 se recuerda, además, «el estado deplorable y lamentable en el que se encuentran las traseras del edificio, llenas de suciedad, escombros y acampada ilegal en la zona».
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