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Sergio Lorenzo
Viernes, 12 de junio 2015, 07:29
«Se decidió que yo, como alcalde, tuviera escolta de la Policía Local en el año 2003 ó 2004, durante el gobierno de Aznar, cuando los alcaldes estábamos en el objetivo de la banda terrorista ETA y hasta habían amenazado con poner una bomba en mi casa», recuerda al Diario HOY José María Saponi, que fue alcalde del PP en Cáceres durante 12 años (1995-2007).
Después de Saponi, la alcaldía de Cáceres la ocupó la socialista Carmen Heras, quien mantuvo a los guardaespaldas (son agentes de la Policía Local), al igual que su sucesora Elena Nevado. Han sido estos tres regidores cacereños los que han tenido a su espalda agentes preservando su integridad física como única dedicación.
Los escoltas de la Policía Local se han terminado. Es una de las medidas que Ciudadanos ha impuesto al PP para permitir que Elena Nevado siguiera siendo alcaldesa de la ciudad, y el PP ha dicho que sí.
Durante la época de Saponi fueron cuatro los agentes encargados de velar por su seguridad. Heras prescindió de uno y Elena Nevado mantuvo el mismo número de agentes que la alcaldesa socialista.
Según Saponi el tener escolta no suponía un gasto extraordinario, y opina que no se debía fijar la atención en que la actual alcaldesa tenga o no escolta. «Me parece totalmente irrelevante. Hay cosas muchísimo más importantes que eso».
200 euros
Según fuentes consultadas por este diario, los agentes que ejercían de guardaespaldas cobraban 200 euros de complemento mensual respecto a su sueldo. El gasto anual para las arcas municipales supera, pues, los 7.000 euros anuales, que a partir de ahora se ahorrarán. Los tres agentes deberán reincorporarse a las funciones tradicionales de sus compañeros.
Por otra parte, el jefe de la Policía Local, Ángel Carvajal, ha señalado a este medio que aunque se decida que la alcaldesa no tenga un agente con ella a todas horas, «la propia ley nos obliga a garantizar su seguridad y de los otros miembros de la Corporación». Señala como ejemplo que durante la polémica entre vendedores del mercadillo y el Ayuntamiento se organizó un dispositivo especial que reforzaba a los propios escoltas. Esos dispositivos se deciden según la ocasión y a partir de ahora serán más frecuentes.
Quien prescindió de tener escolta fue el alcalde socialista Juan Iglesias Marcelo. Fue en el año 1984, cuando se prohibió la venta de la leche por las casas, y el 20 de septiembre 300 lecheros se concentraron ante el Ayuntamiento. Intentaron presionar al alcalde, que recibió amenazas. Se indicó entonces a Iglesias Marcelo que hasta que se calmaran los ánimos debería tener escolta policial, pero él se negó.
Por aquel entonces, en el viejo cuartelillo de la Policía Local aún se acordaban los agentes que durante el anterior régimen de Franco algunos tuvieron que ejercer de peculiares escoltas del alcalde Bustamante. El regidor vivía en la calle Ancha, en la Ciudad Monumental (donde se encuentra el Parador), y entre las tres y las cinco de la tarde un agente se ponía frente a la puerta de su casa para que los grupos de personas que pasaban cerca (algunos de ellos alumnos del instituto de San Jorge), no levantaran la voz e interrumpieran el descanso del egregio alcalde.
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