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María José Torrejón
Martes, 3 de enero 2017, 23:30
«En primero de Infantil mi hija no quería ir al colegio. Se aburría. La profesora se quejaba porque decía que todos los niños tenían que pintar y ella se iba a la parte de atrás a leer. Aprendió a leer sola con dos años». Lo cuenta María del Mar Olmedo, secretaria de la Asociación de Apoyo a las Altas Capacidades de Extremadura (A3CEx), colectivo de ámbito regional surgido hace cuatro años en Badajoz. Esta asociación protagonizó ayer su primer acto oficial en Cáceres.
información útil
La asociación.
Hay dos vías para contactar con el colectivo. Por correo electrónico (a3cext@gmail.com) o en los teléfonos 924013524 y 634510409.
El coeficiente.
A partir de 130 de coeficiente intelectual se puede considerar una superdotación.
El diagnóstico.
Sólo el dos por ciento de los niños con altas capacidades están diagnosticados.
Una veintena de niños superdotados visitaron ayer el salón de plenos del Ayuntamiento, donde fueron recibidos por la alcaldesa, Elena Nevado, y por la concejala de Asuntos Sociales, Marisa Caldera. Durante el encuentro, leyeron una carta dirigida a los Reyes Magos en la que los menores dejaron constancia de sus reivindicaciones. Demandan, en resumen, más atención en las aulas por parte de los docentes y una metodología adaptada a sus necesidades. «Muchos profesores no saben bien cómo somos o cuáles son nuestras necesidades. Nos gustaría que hicieran el esfuerzo de leer y formarse en las altas capacidades para conocernos, entendernos y atendernos mejor, para ayudarnos hoy a tener un mañana. Al fin y al cabo, ellos son nuestra base», decía la misiva, que la alcaldesa recibió con el compromiso de hacer llegar el mensaje a su destinataria, la Junta de Extremadura, institución que tiene las competencias en materia educativa en la región.
150 familias
La Asociación de Apoyo a las Altas Capacidades representa a 150 familias de toda Extremadura. Es habitual que en una misma familia haya más de un niño superdotado. «Estos niños están un poco desamparados y desatendidos. Necesitan más de lo que se les está dando. Apenas un dos por ciento están diagnosticados. Hay muchos que tienen altas capacidades y no lo saben», resume María del Mar Olmedo, que fue una de las impulsoras del colectivo. Los padres suelen ser en muchas ocasiones quienes primero perciben las necesidades de sus hijos. Los menores superdotados comparten una serie de características: duermen poco, son muy precoces a la hora de leer, son curiosos, inquietos y, como síntoma externo, presentan dermatitis atópica.
La mejor edad para diagnosticar a un niño con altas capacidades está en torno a los cinco años. A partir de 130 de coeficiente intelectual se puede considerar que hay superdotación. Los padres pueden solicitar a través del servicio de orientación del centro educativo un test para saber cuál es el coeficiente de su hijo.
«Por regla general los colegios no están preparados y los docentes tienen pocos conocimientos en altas capacidades. Reivindicamos la atención temprana para estos niños; en clase no todos tienen el mismo ritmo», zanja Olmedo. Su hija, cuenta, le confesaba que estaba harta de escribir 20 veces el número dos. Necesitaba conocimientos nuevos.
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