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SERGIO LORENZO
Lunes, 30 de enero 2017, 07:28
«Ya hemos colocado dos refugios y esperamos poner más, pero no decimos los lugares en los que los ponemos no vaya a ser que los rompan o hagan daño a los animales. Hay gente que hasta los envenena», indica al Diario HOY María José Tejeda. Ella, que está al frente de una empresa dedicada a la limpieza y jardinería ecológica, se ha propuesto, junto con la Plataforma de Parados de Cáceres, mejorar la calidad de vida de los gatos callejeros.
«Nos reunimos hace unas semanas con carácter de urgencia, debido a la bajada de temperaturas - indica María José Tejeda -, para en la medida que nos fuera posible, ayudar a los animales que viven en la calle a que pudieran pasar el frío en mejores condiciones. Decidimos construir pequeños refugios con un material aislante». Hicieron cajas de un metro y treinta centímetros de largo, cuarenta de alto y otros tantos de profundidad.
Jaime Silveira, de la Plataforma de Parados, señala que es fácil hacer los refugios, «se hacen con el aislante, por ejemplo el que se utiliza en las paredes, o de las cajas de pescado y se cubren con cinta de embalar. Así, con estos refugios se resguardan los gatos de la lluvia y del frío».
Jaime Silveira y María José Tejeda piden al Ayuntamiento que se implique en mejorar la calidad de vida de los gatos callejeros, como hacen en otras ciudades de España como Barcelona, Zaragoza, Gijón, Ceuta, Valladolid o Ciudad Real. Aseguran que lo ideal es aplicar el denominado método CES: Captura, Esterilización y Suelta. De esta forma se controla las colonias felinas, «es un método recomendado por la Organización Mundial de la Salud. Es el único método que ha dado buenos resultados en todos los municipios en los que se ha implantado», indica Tejeda que explica que los gatos callejeros son animales que han sido abandonados por sus dueños, se han extraviado o son sus descendientes, «la mayoría se ha adaptado a la vida en la calle, se han vuelto desconfiados y ya no son capaces de vivir en un hogar con una familia, hay que ayudarles y proporcionarles una vida lo más saludable y digna posible. Eliminar una colonia de gatos no sólo es cruel, sino que además es caro e inútil, ya que ante la ausencia de otros gatos, llegarán nuevos miembros que aprovecharán los recursos disponibles y se asentarán». Señala que tampoco es eficaz dejar de alimentar a los gatos ya que son animales muy territoriales, alimentándose en otro punto para volver a su colonia.
Proponen controlar las colonias, capturando a todos los gatos, esterilizarlos y ponerlos en libertad en la misma colonia en la que fueron capturados, buscando una familia de adopción para los gatos sociables.
Recalcan que los gatos esterilizados no pelean ni maúllan en épocas de celo, no marcan con la orina tanto y vagan menos por las calles y jardines.
La esterilización supone la extirpación quirúrgica de las gónadas, es decir, testículos en los machos y ovarios en las hembras. Los malos olores se reducen considerablemente en las colonias controladas, ya que los gatos machos castrados ya no producen testosterona, que es la responsable del olor fuerte y penetrante del marcaje con orina. Afirman que con el control de las colonias la convivencia entre el ser humano y los gatos callejeros mejora de forma notable.
«Tener gatos es bueno porque ahuyenta a ratas y ratones y se comen cucarachas», afirma María José Tejada. Dice que el Ayuntamiento tiene que hacer campañas de sensibilización para cuidar a los gatos, y campañas para bajar el coste de esterilización y vacunación, «si muchas personas no tienen para comer, menos aún tendrán dinero para vacunar o esterilizar a un animal. Y los precios son muy altos».
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