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Santiago Márquez (i) con miembros de la Plataforma en el pleno. :: am
Los dueños de casas afectadas por la mina no quieren negociar

Los dueños de casas afectadas por la mina no quieren negociar

El presidente vecinal denuncia en el pleno que hay unas 90 viviendas próximas al vallado de la explotación: «No queremos indemnizaciones», afirma

Jueves, 15 de marzo 2018

El debate sobre la mina de litio llegó ayer otra vez al pleno municipal. Lo hizo de la mano del colectivo vecinal Sierra de la Mosca. Su presidente, Santiago Márquez, lamenta que hasta ahora se haya puesto el foco en el impacto ambiental, en la fauna y la flora, pero no tanto en cómo afecta el proyecto al modo de vida de los residentes, de cacereños que tienen sus casas (unas 300 en la zona, asegura) en el área de la Montaña.

Márquez coincide en sus cifras con lo que afirma la promotora. En el perímetro de la explotación hay una decena de casas y unas 90 propiedades. Sin embargo, añade que a ellas se suman otras 80 ó 90 casas más que se ubican en las próximidades del vallado perimetral. La novedad es que no quieren negociar. No están dispuestos a sentarse con Tecnología Extremeña del Litio (tel) para escuchar ofertas. «No queremos indemnizaciones», zanjó ante los 24 concejales y la alcaldesa, Elena Nevado.

Las propiedades inmobiliarias son uno de los condicionantes principales. De hecho, como informó HOY el pasado 6 de febrero, TEL alude a una «afección directa», es nada menos que «el impacto más relevante». Así se recoge en el documento ambiental. El llamado 'estudio de factibilidad' señala en su memoria que la compra de terrenos cuenta con una partida de 5,5 millones. «Existen construcciones y viviendas aisladas en el interior de la zona, concretamente en El Portanchito y en el Cerro del Milano, por lo que la empresa promotora negociará con los propietarios a fin de alcanzar un acuerdo favorable para ambas partes». Así se detalla en el cuarto apartado del estudio de impacto ambiental, elaborado por Valoriza Minería, uno de los socios de TEL.

Pero por un lado van las intenciones de la mercantil y por otro los dueños de esos terrenos. Santiago Márquez señaló ayer nada menos que 300 casas, aunque precisó que esa sería la cantidad total de las existentes. En el interior del perímetro de la explotación quedarían alrededor de unas 10 y en sus inmediaciones, ya fuera pero también afectadas, entre 80 y 90. A sus residentes se les condena, sostiene, a «sufrir el paso de camiones, las explosiones y la contaminación del agua, al estar a escasos metros del yacimiento minero».

«Los vecinos dicen no a la mina y a la empresa. Afirman que tienen 5,5 millones. No queremos indemnizaciones. No vamos a negociar. No queremos que se coman la Sierra de la Mosca a mordiscos», espetó en el transcurso de su intervención en el salón de plenos. En el mismo le acompañaban miembros de la Plataforma Salvemos la Montaña con camisetas identificativas. Todos expresan su rechazo a la mina, también por el impacto negativo que tendrá en el empleo. «Hay que hablar de los puestos de trabajo que se pierden, porque en la Sierra de la Mosca ya hay empresas que desarrollan su actividad», opina.

La alcaldesa respondió que el Ayuntamiento se opone al proyecto Valdeflores, no a la minería en general. Nevado zanjó el asunto con un pronóstico: «Será el pleno municipal el que decida si se modifica el Plan de Urbanismo para permitir esta mina a solo 700 metros de nuestro Santuario de la Montaña».

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