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MARTA PÉREZ GUILLÉN
Viernes, 7 de agosto 2015, 08:26
Muchos lo recuerdan por ser uno de los reporteros intrépidos de 'Caiga quién caiga'. Otros porque desde hace unos años trabaja en una de las series de más éxitos del panorama nacional, 'Cuéntame'. Lo cierto es que la mayoría que piensa en Sergio Pazos esboza una sonrisa por su profesión, muy ligada a la comedia. El gallego se estrena en el escenario romano con 'Asamblea de las mujeres', la obra que arrasa y se traduce en éxito inconfundible de taquilla en la LXI edición del Festival de Teatro. Hasta el domingo, Pazos, en su papel de Cremes, continuará haciendo lo que mejor sabe, arrancar la carcajada del público.
¿Su primera vez en Mérida?
Ha sido mi primera vez en el teatro de Mérida, pero no en Mérida. En el Trajano actué hace años, con Ana Trinidad, una actriz de la tierra a la que aprecio mucho y también he estado alguna que otra vez. Cuando Juan Echanove, director de la obra, me pregunto que qué hacía en verano, le conté lo que más o menos tenía entre manos. En seguida me dijo que no hiciera planes. Y me propuso Mérida. Acepté de cabeza sin saber ni si quiera cuál iba a ser mi papel y qué es lo que íbamos a hacer.
¿Y qué le ha parecido el escenario? ¿Y el primer ensayo?
El monumento en sí lo conocí de niño. Mi encuentro ahora, sabiendo que iba a actuar, ha sido un auténtico espectáculo. Un estreno siempre es agobiante, siempre sientes mucha presión. A este estreno llegamos todos justitos porque es una obra muy complicada. Echanove nos ha hecho trabajar mucho y duro, con mucha voz porque veníamos a un sitio muy grande. En el comienzo ensayábamos en una sala muy pequeña e incómoda en Madrid, nos pilló todo el calor de hecho. Estábamos con la voz justita y con la tensión de ¿y ahora dónde nos metemos? Al llegar a Mérida y ensayar en Ifeme fue otra cosa. Ahí por fin trabajamos con perspectiva y con espacio. El día que pisamos esa arena sacamos todo y cogimos muy bien las medidas, las distancias. Tuvimos la suerte de que gracias a la producción contamos con la escenografía casi desde el principio. Eso que llevamos adelantado. Lo gordo lo teníamos.
¿Cómo fue ese esperado estreno?
Estábamos todos muy emocionados. Había una presión lógica porque era la primera vez que nos la jugábamos de cara al público. Cuando haces comedia piensas ¿funcionará o no funcionará? Porque en un drama el público no exterioriza tanto como en comedia, no te da tanta información. Están ahí, no sabemos si les gustó. Pero en la comedia necesitas siempre conexión. Íbamos disfrutando porque lo íbamos sacando y también porque la gente estaba respondiendo, estaba con la comedia. El público venía con muchas ganas y eso lo notamos.
Hábleme de su personaje...
Cremes es un procurador que representa a la ley. Y también en la escena que mantengo con un ciudadano que va a entregar todas sus pertenencias a la comunidad, porque han cambiado las leyes, se le ve un poco más el papel de controlador y manipulador. Lo bonito que tiene es que en las dos escenas hay un cambio significativo. En una viene a informar a Blépido. Trabajo para este personaje que lo interpreta Pedro Mari Sánchez, muy Bárcenas, y en esa escena hay mucha comicidad. El público sabe lo que va a pasar y sabe lo que Blépido no sabe. Es una especie de duelo dialéctico muy divertido. Echanove ha querido que mi personaje sea muy galaico, muy gallego. Esa incomodidad de que te pregunten y no sabes si está aseverando o preguntando, queda muy bien al personaje. Y después es mucho más agresivo y manipulador cuando se enfrenta al ciudadano. Me ha gustado la estrategia de Echanove, jugar como si hubiera un espejo y que el público fuera continuamente la asamblea. Hablamos hacia fuera, rompemos la cuarta pared. No es una obra cerrada. El público forma parte de nuestra comedia. Estás haciéndoles cómplices continuamente. Estoy muy orgulloso del personaje, con estos días ha ganado y ha crecido. Echanove siempre nos dice que este teatro exige un punto y medio más de atención y de concentración que un teatro convencional. Porque es muy grande, la energía se pierde y porque al verte desde tan lejos la cara pierde expresividad, pero la energía del actor debe estar continuamente presente. Es un trabajo duro, pero es nuestra profesión. Cuanto más te presionas, más aprendes.
Trabajar con Pedro Mari Sánchez ¿qué le ha parecido?
Coincidir con Pedro Mari en una de las escenas impone. Es un actorazo, es muy técnico. Siempre mantiene el nivel y te obligas a mantener ese nivel. Lo mismo con el resto del elenco. Compartir esta experiencia con Lolita Flores también es un placer. Ya había coincidido con ella. Lo mismo que con Bart Santana, el ciudadano al que intento convencer. Y el resto del elenco son fantásticos. Trabajo con ellos en televisión y ahora con esta obra estamos intimando más. Creo que es un elenco muy potente el que tenemos.
Es gallego, ¿su acento le ha abierto puertas?
Normalmente nos cierran las puertas. Sobre todo en televisión y teatro. A no ser que hagas de gallego. Porque es un acento bastante fuerte y cuesta. Cuanto más neutro seas más oportunidades tienes de trabajar en cine y teatro. Pero bueno, Beatriz Carvajal se hizo famosa por un papel de gallega. Aunque no lo fuera.
¿Cómo lleva que cada día se cuelgue el cartel de 'no hay entradas'?
Cuando nos dijeron que había 3.000 personas de público pensé ¿pero dónde están? No parece que haya tantos. Pero están. Echas cuentas y te convences de que estas llenando cuatro teatros cada día. Es un lujo la respuesta que estamos teniendo.
¿Lo vive con más responsabilidad o lo disfruta más?
Ya nos hemos quitado la presión. Ya lo que quieres es que se llene. Porque cuando ves que la gente lo pilla y funciona, piensas, qué lujo poder trabajar en lo mío y hacer que la gente se lo pase bien.
Es un actor muy ligado a la comedia, ¿cómo es Pazos en tragedia?
Yo soy cómico y me lo paso muy bien. Empecé haciendo teatro de comedia con compañías independientes. En el Centro Dramático Gallego todo estaba enfocado a la comedia también. Pero he hecho drama y papeles pequeños. Lo último, 'La familia Pascual Duarte', que hacía de un personaje que le llamaban el Estirao. Un papel muy corto y pequeño, pero durísimo. Ahí me dijeron compañeros que tenía un registro de drama durísimo, bastante bueno y que lo trabajara más. Pero a veces pasa que no te ofrecen papeles así por estar encasillado. Soy de los actores que le encanta que le dirijan. Soy muy plastilina. Juan Echanove me daba mucha caña al principio, ya puedo decirlo. Pero a mí me gusta eso, que me hagan trabajar. En los papeles dramáticos si me dirigen bien me encuentro muy cómodo también.
¿Se ha planteado alguna vez dirigir una representación?
A mí me gustaría dirigir, pero cuando hay un director comentas ideas, compartes impresiones. Sé que es bonito dirigir, pero creo que no estoy todavía preparado. Dentro de un tiempo puede que sí.
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