![«Cada rincón de Los Fresnos tiene guardado un recuerdo de mi tío Luis»](https://s3.ppllstatics.com/hoy/www/pre2017/multimedia/noticias/201410/10/media/74099631.jpg)
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PEPE ORANTOS
Viernes, 10 de octubre 2014, 09:07
Confiesa que nunca podrá aspirar a tener el carisma que derrochaba su tío y que le echa de menos cada día, en cada rincón de su finca, pero a sus 33 años se encuentra al frente de una de las principales ganaderías de la región, en la que nadie duda que con su profesionalidad y experiencia estará a la altura que, durante años, marcó su fundador.
¿Después de los muchos homenajes que ha recibido la memoria de Luis Terrón, el del Festival de Las Vaguadas tiene un significado espacial para usted?
Si duda, estoy muy agradecido en mi nombre y en el de toda mi familia por este gesto. Mi tío era de una forma de ser muy peculiar, todos los que saltarán al ruedo en este festival se han criado aquí como toreros. En algún caso, se trataba de una relación casi familiar, hasta el punto que, no teniendo parentesco alguno, se dirigían a él como 'el tío Luis'.
¿Es difícil desligar una figura tan carismática como la de su tío de una finca que moldeó a su imagen y semejanza?
Es casi imposible. Meses después de su desaparición, lo que más me recuerda a él es el día a día en el campo. Cuando ves pastar en la finca a las vacas y recuerdas que para saber el estado de gestación en el que se encontraban, le bastaba consultar el salpicadero de su todoterreno, donde había anotado con el dedo sobre el polvo acumulado su número de crotal, te das cuenta de que tenía un don especial para estar al frente del hierro que él mismo fundó. Cuando entras en el cortijo y ves el salón en el que recibía a sus invitados, te falta algo. Él llenaba cada rincón. Todo el genio y la mala leche que tenía, no impedía que fuera una de las personas más entrañables que he visto en mi vida. La plaza de tientas es, quizás, una de los rincones que mejor reflejan su personalidad. Fue un capricho suyo, la diseñó él, le encantaba llenar esta plaza de gente, ya fuera para un tentadero o una celebración.
¿Teniendo en cuenta la fama de gran anfitrión que tenía su tío, será complicado estar a su altura?
Lo intento, pero no puedo más que tratar de imitarle. La imagen de mi tío cortando el embutido en la tabla y sirviendo una copa de vino a sus visitas es algo que está e el recuerdo de todos los que alguna vez han pasado por aquí. Pero no solo daba de comer a quienes venían a trabajar, recuerdo a una pareja de escoceses que llegaron una mañana, porque les había mandado un amigo de un amigo para que vieran al toro bravo en el campo, y entre unas cosas y otras acabaron pasando quince días por aquí gracias a la insistencia de mi tío.
Desde su perspectiva de una ganadería consolidada y con cartel como la suya, ¿cómo ve la situación que está atravesando el sector?
La situación es muy mala, en muchos casos dramática. Las ganaderías pequeñas que no tienen cómo sacar toros están desapareciendo todas. Hay pocas ganaderías de lidia en España que sean rentables, no debe haber más de diez. El resto sobreviven porque los ganaderos tienen ingresos por otro lado. Es lamentable que haya encastes que están desapareciendo porque toreros y rejoneadores siempre piden lidiar lo mismo. Es inevitable que haya una criba y solo va a quedar lo que quieran los toreros que quede. Tú puedes criar al mejor toro bravo, pero si al toreo no le gusta, vas a desaparecer.
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