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La novillada de El Parralejo sólo dejó frío en Olivenza

La novillada de El Parralejo sólo dejó frío en Olivenza

Pablo Aguado cortó una oreja al cuarto, el menos malo del encierro, y Toñete se hizo con otro trofeo a base de entrega y valor ante el tercero

PEPE ORANTOS

Sábado, 4 de marzo 2017, 08:29

El luto de plástico que cubría el ruedo de la plaza de toros de Olivenza, una hora antes de la anunciada para el comienzo de primer festejo de la feria, dejaba clara la intención de la empresa de celebrar el mismo, si el aguacero que caía en esos momentos permitía una pequeña tregua. Se anunció un aplazamiento de media hora que no se llegó a consumir antes de que Pablo Aguado, Leo Valadez y Toñete hicieran su aparición en la puerta de cuadrillas para iniciar el paseíllo, en una tarde heladora, en la que ni novillos ni novilleros lograron hacer entrar en calor al escaso cuarto de aforo que presentaba el abaluartado coso oliventino.

FICHA DEL FESTEJO

  • uToros. El Parralejo, bien presentados, de nulo juego, cortos de fuerzas y tendentes a mansear.

  • uToreros. Pablo Aguado ovación y oreja; Leo Valadez

  • uPlaza. Primera de la feria de Olivenza. Un cuarto de entrada en tarde fría, húmeda y ventosa.

Abrió plaza Pablo Aguado vestido de teja y oro ante 'Académico', el primero de El Parralejo, que se empleó bien ante el caballo y colaboró en el lucimiento del tercio de banderillas, poco después de haber clavado sus defensas en el albero y protagonizar la primera de las varias vueltas de campana que dieron sus hermanos en la tarde de ayer.

'Académico' duró dos tandas de derechazos antes de presentar su renuncia más absoluta a contribuir con el triunfo del veterano novillero sevillano. El pitón izquierdo lo usó para molestar y mostrar una extensa secuencia de medias arrancadas y embestidas sin celo alguno.

Aguado acabó con Académico de una estocada entera, algo tendida, por la que recibió una ovación.

Leo Valadez regresaba a Olivenza tras su oreja del año pasado, vestido de azul pavo y oro con remates en blanco, ante 'Caneco', un novillo negro de El Parralejo, algo más liviano que su predecesor pero igual de bien presentado y que clavó sus cuernos en el ruedo y dio una vuelta de campana, en una manía que empezaba a ser mal de familia. El novillo comenzó a hacer extraños ya en el tercio de banderillas, que se vieron refrendados cuando en la tanda de estatuarios con la que el de Aguascalientes abrió su faena de muleta perdió las manos tras un pase de pecho. Toda la intención que aportaba el mexicano era pagada con mansedumbre por el de El Parralejo que brindaba embestidas cortas y sin transmisión hasta que decidió que él no estaba allí para eso y se rajó por completo. Lo mejor de la faena fueron una serie de circulares por la espalda que levantaron los olés del público, antes de un intento de bernardina a la que 'Caneco' decidió no contribuir. Cuatro Pinchazos y un aviso otorgaron al hidrocálido ligeras palmas del público.

Hace tiempo que está demostrado que no hay que haber pasado hambre para querer ser torero y Antonio Catalán 'Toñete' demostró ayer que está empeñado en serlo, a pesar de ser uno de los herederos del imperio hotelero de su padre, con quien comparte nombre, apellido e iniciales. Vestido de catafalco y oro se enfrentó a 'Histérico', el tercero de los de El Parralejo, más abrochadito de pitones que sus hermanos pero de igual presentación. Recibió a su novillo con verónicas muy ceñidas en las que el animal mostró su nobleza pero poco recorrido. Brindó al público el madrileño antes de iniciar su faena con una tanda de estatuarios que se vio abruptamente interrumpida con una tremenda voltereta que le dejó levemente conmocionado pero que le sirvió de acicate para acometer algunos de los pasajes más interesantes de la tarde, con un toreo muy vertical y un valor a prueba de mansos, que le hicieron merecedor de la oreja que recibió tras una estocada algo caída, antes de pasar por la enfermería para recibir asistencia médica.

Hacia la puerta de chiqueros se fue Pablo Aguado para recibir al cuarto a portagayola y sólo la condición saltarina de 'Zahorí' hizo que no hubiera que lamentar una seria desgracia. El novillo, que a la postre se convertiría en el mejor del encierro, colaboró con el sevillano en un espléndido quite por chicuelinas que presagiaban que la tarde aún podía remontar. Dos tandas por la derecha y una más por la izquierda, en la que el de El Parralejo demostró una profundidad inédita en su representación familiar ayer en Olivenza, sirvieron para entonar una faena que mejoró ostensiblemente al insistir el sevillano por el pitón derecho y arrancar los olés más rotundos del festejo inaugural del ciclo oliventino. Un pinchazo y una estocada hasta el puño sirvieron para que Pablo Aguado cortara su único trofeo en el festejo de ayer.

'Indiano' fue el negro mulato ante el que Leo Valadez vio frustradas todas sus opciones de triunfo en Olivenza, a pesar de que logró lucirse con el capote con un espectacular quite por lopecinas, a la altura de las que ejecuta su creador. Inició la faena de muleta rodilla en tierra para comprobar que esta vez tampoco tendría un oponente a la altura de sus expectativas. El novillo más deslucido de la tarde acabó con una estocada casi entera, ante la indiferencia del público oliventino.

Toñete buscó la puerta grande ante el sexto, de nombre 'Cocinero', de capa negra y bien presentado, que ya perdió las manos en el saludo capotero, como anticipo del recital de falta de fuerzas que exhibió a lo largo de su comparecencia en el ruedo de Olivenza. Tomó muletazos sueltos pero echaba la cara arriba cada vez que el madrileño trataba de hacerle entrar en el vuelo de su franela. Toñete se fajó con él sin éxito y ni siquiera el arrimón final y una estocada, tan entera como caída, sirvieron para que su recompensa fuera más allá de unas ligeras palmas.

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