La noche no fue larga

Nadie, de los que se dice nadie, esperaba una tarde tan cruel como la de ayer en Mérida. Ni los 700 desplazados a Langreo en nueve autobuses y coches particulares ni los 9.000 que se quedaron en la capital autonómica. La afición se repartió entre el parque López de Ayala (donde se congregaron alrededor de 700 personas para seguir el partido por la pantalla gigante que había instalado el Ayuntamiento) y algunos pubs céntricos de la ciudad (Garoa, La Plaza...), con la intención de acabar la tarde en la Plaza de España y la noche muy tarde. Pero el equipo tropezó en el último obstáculo del largo camino y ahora tendrán que esperar algunos días para saber si son equipo de Segunda B o volverán a salir en Tercera la próxima temporada.

Si el Arroyo no ocupase la plaza que le corresponde en Segunda B, como están anunciando estos últimos días los directivos que quieren continuar en el club, y se inscribiese finalmente en Tercera, ese hueco en la división de bronce le correspondería al Mérida, que ahora, según sus dirigentes, no piensan en eso, en el plan B. Están desolados porque no salió el plan A: ascender en el césped y festejarlo como bien lo ha merecido todo el curso.

Lo que ha movido el Mérida a nivel social se merecía una noche larga, pero en cambio se quedó en una tarde corta de frustración y tristeza. No obstante, la derrota en Langreo y el no ascenso por la vía deportiva no impedirá que, a la primer piedra de este año, se le sumé la segunda la temporada que viene: la afición, dentro de su desolación, no paró de consolar y animar a toda la plantilla por las redes sociales desde el final del partido y hasta altas horas de la madrugada.