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JUAN CARLOS RAMOS
Lunes, 29 de diciembre 2014, 07:21
Las cuentas ya están claras. El Cáceres Patrimonio de la Humanidad jugará la Copa Adecco Plata, reservada para los dos primeros clasificados al final de la vuelta, si gana el próximo sábado en la cancha del Guadalajara. Incluso, una derrota por 10 puntos le podría servir si el Lucentum también perdiera en la cancha del Opentach Basquet Pla.
Es un 'plan B' o especie de salvaguarda, en el caso de que se torcieran las cosas en tierras alcarreñas, al que el Cáceres Patrimonio se hizo acreedor gracias a su contundente victoria sobre el Tarragona (91-68). Un triunfo que le permite partir en una posición privilegiada en caso de un triple empate por la segunda posición de la tabla con Lucentum y Guadalajara. Pero nadie quiere acogerse a esa posibilidad, ya que, aparte de la Copa, como telón de fondo sigue apareciendo la Liga. Y una derrota la próxima semana le alejaría bastante del puesto de ascenso directo que ostenta el Amics Castelló.
En cuanto al choque ante el CB Tarragona, el partido arrancó muy frío, casi desangelado, con los jugadores quizás desubicados por la obligación de tener que jugar en estas fechas. El primer cuarto transcurrió con un paulatino intercambio de canastas que no acababa de animar a los aficionados. La falta de tensión se tradujo en cierta tibieza defensiva. Hasta seis minutos tardó el Cáceres en cometer su primera falta personal. No así el Tarragona, obligado a fajarse en la pintura para suplir sus visibles carencias físicas. Eso ayudó al Cáceres a disfrutar cuatro minutos de bonus y mantener su ventaja sin sudar demasiado. Añaterve lideraba la vocación ofensiva local, mientras que en los catalanes Ferrán Torres trató de percutir hasta que se vació en apenas 15 minutos. Con 21-15 se cerró el primer cuarto.
Daba la sensación de que el Cáceres Patrimonio podía dejar el partido encarrilado en cualquier momento. Por eso, cuando el Tarragona se acercó al 26-23 en el minuto 13, Ñete Bohigas no dudó en parar el partido para llamar al orden. La circulación de balón no era buena y, sin Añaterve y Marco en cancha, el equipo adolecía de referentes ofensivos. E.J. Kusnyer lo intentó mientras estuvo en cancha, pero no tuvo su día.
La inercia a la baja se acabó plasmando con la última ventaja catalana (26-27). A partir de ahí el Cáceres entendió que no era necesario volverse loco. Bastaba con saber circular el balón para que los resquicios entre el exhausto cuadro tarraconense acabaran apareciendo. Luis Parejo lo entendió mejor que nadie y aceptó liderar a los suyos. Cuando el parcial ya era de 11-3, Berni Álvarez trató de congelar el partido con un tiempo muerto. De nada sirvió cuando en la reanudación Marco y Añaterve Cruz acabaron de explotar para perpetuar un definitorio parcial de 23-3 al descanso (49-30).
El inicio de la segunda parte trajo sucesivas máximas superiores en torno a los 20 puntos. Todos parecían tener en la cabeza que no era conveniente perder la ventaja de cara a posibles empates. Si alguien se atrevía a levantar el pie del acelerador, aparecían los brazos en alto de Ñete desde el banquillo. Enfrente, un Tarragona muy mermado -aún más por las faltas personales- tampoco es que esgrimiera demasiados recursos para enjuagar la brecha. Se podría decir que el 70-47 del final tercer periodo era a lo máximo que podría a aspirar.
El último cuarto fue de cara a la galería, con dos alley-oops de Mansour Kasse y un par de tapones que levantaron al público de sus asientos. Fue lo más rescatable de unos últimos minutos que se convirtieron en un pequeño correcalles y que permitió al Tarragona salir del Multiusos con una derrota que bien pudo ser más sangrante (91-68).
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