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El Nuevo Vivero fue un infierno

El Nuevo Vivero fue un infierno

Los aficionados disfrutaron del espectáculo a pesar de los 40 grados de temperatura

FERNANDO GASTÓN

Miércoles, 27 de julio 2016, 07:28

Ni el calor, ni que sea un partido amistoso, ni el típico «todavía hay mucha gente de vacaciones». nada de eso pudo con el resurgir del Trofeo Ibérico. Los aficionados llegados desde el país vecino se mezclaban con los locales sin ningún tipo de problema y con absoluta cordialidad. La mejor muestra, sin duda, del espíritu de este torneo. La afición del Sporting -que llenaba parte de la tribuna y del fondo habilitado- de hecho no dejó de animar a los suyos en todo el encuentro.

Las altas temperaturas obligaban a a los futbolistas de ambos conjuntos a acercarse a su respectivo banquillo de manera continua para hidratarse. Esto es algo que los cuerpos técnicos de los dos equipos ya tenían previsto, puesto que las botellas de agua copaban las zonas técnicas como pocas veces se recuerda, y eso que se jugaba a esa hora -20:15 en pleno mes de julio- por un acuerdo entre ambos clubes para poder llegar a buena hora a sus localidades de origen.

El intenso calor afectaba también de manera agotadora a todos los participantes en el espectáculo. El Villarreal, que comenzaba el choque muy intenso, tuve que bajar su ritmo pocos minutos después debido a los 40 grados que pegaban de lleno sobre el césped. El colegiado, siendo consciente de la situación y acogiéndose a una de las últimas reglas FIFA, paró el juego a la media hora para que los futbolistas se refrescaran. Los dos técnicos, Marcelino y Jorge Jesús, ponían a prueba el algodón de sus polos corporativos y rezaban para que las manchas de la espalda no les delataran excesivamente.

Horno de preferencia

El sector de la afición que más calor pasó fue el que se alojaba en la zona de preferencia. Los valientes que decidieron adquirir su localidad en esa zona, aún a sabiendas de la hora de disputa, es para hacerles un monumento -portugueses también en su mayoría-.

La organización de un evento de este tipo engloba también otra serie de cuestiones que se escapan del ámbito deportivo. El CD Badajoz tuvo el detalle de invitar a realizar el saque de honor a Antonio Ballesteros Doncel, presidente de la entidad que puso en marcha la primera edición del Trofeo allá por el año 1967, con el Sporting de Lisboa proclamándose campeón, curiosamente. Fue un día también para comprobar la numerosa afición que el Sporting tiene en las localidades de su país cercanas a la capital pacense. Alrededor de 2.000 seguidores verdiblancos se dieron cita en el Nuevo Vivero. La localidad más representada fue Campomaior.

Estos acontecimientos que suelen ser tan nombrados y comentados en redes sociales, se prestan a que los asistentes den rienda suelta a sus habilidades en lo referente al postureo, una de las aficiones más practicadas en nuestro país. Los teléfonos móviles no paraban de teclear y disparar a lo largo y ancho del estadio.

Que el partido era importante -al menos para la capital pacense- lo demuestra el número de autoridades que se dieron cita. Presidiendo el encuentro estaban el presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara, el alcalde de la ciudad, Francisco Javier Fragoso y la delegada del Gobierno en la región, Cristina Herrera, entre muchos otros que daban muestras del calor sofocante. El Villarreal, por ejemplo, también estaba bien representado en la figura de su presidente, Fernando Roig, y su consejero delegado, José Manuel Llaneza.

También es muy importante para que un torneo de este tipo perdure en el tiempo, que tenga bastante repercusión en los medios de comunicación. La televisión en directo y las decenas de medios acreditados llegados de tres países diferentes hacen soñar a la directiva blanquinegra con la idea de devolver con todas las de la ley el Trofeo Ibérico a Badajoz.

Esta noche, Badajoz y Extremadura le pondrán el sabor extremeño al verano.

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