Predestinado al Jerez y con Vázquez Bermejo

Álex es el perfecto hombre de club. No es de Jerez de los Caballeros, pero su nombre se asocia a la entidad templaria. El portero montijano lleva siete temporadas defendiendo el marco verdinegro en dos etapas.

Llegó al Jerez de la mano de José María Rosillo en la 2006-07 procedente del Extremadura B y en el Manuel Calzado se ha quedado desde entonces con la excepción del paréntesis de hace dos temporadas en el Díter Zafra de Vázquez Bermejo. Y es que el técnico santanero y el Jerez marcan su destino desde que Francisco le diera la alternativa en Segunda B con el CF Extremadura en 2003 siendo juvenil. «Debuté con el Extremadura en Segunda B precisamente ante el Jerez y estaba Vázquez Bermejo en el banquillo», recuerda mientras repasa su trayectoria. Álex Gragera ha coincidido cuatro temporadas con Vázquez Bermejo, tres en el Jerez (2007-08, 2013-14 y 2014-15) y una en el Díter (2012-13). El entrenador santanero es una garantía de éxito para cualquier proyecto que tenga entre manos. Asumió el reto del Díter, también en circunstancias de precariedad económicas parecidas al club templario, y lo metió en fase de ascenso hace tres temporadas. «Vázquez Bermejo tiene bueno ojo, es pájaro viejo y sabe coger a los jugadores», expone el meta montijano.

Álex comenzó en el Montijo hasta que en infantiles le fichó el CF Extremadura para el División de Honor Juvenil. Con 18 años debutó en Segunda B, antes que en Tercera, donde recalaría en el filial tres temporadas. A partir del curso 2006-07 su historia es verdinegra. Vázquez Bermejo recogió el testigo de Rosillo y después le siguieron en el banquillo templario Jesús Gañán, Abel Camacho y Agustín Izquierdo en una temporada atípica del Jerez por las destituciones (2008-09), repetiría Izquierdo (2009-11) y después tomaría las riendas José Diego Pastelero (2011-12), antes de ir a Zafra con Bermejo (2012-13), que le volvió a reclutar para Jerez estas dos últimas campañas.

En Jerez, además, tras la marcha de Ramiro a Estados Unidos, dirige la escuela de fútbol AD Templaria a la que llevaba vinculado varios años. «En Jerez estoy muy a gusto. Aquí lo tengo todo desde que me vine de Montijo: mi pareja, mis amigos y la escuela de fútbol». A pesar de estar siempre entre los menos goleados y ser uno de los mejores de la categoría no se plantea un cambio de aires ni a la categoría de bronce. «Muy gordo tiene que ser para dar el salto, pero tal y como está el fútbol hoy día no merece la pena», sostiene.