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David Camps, autor ayer de dos goles, tira a puerta ante la oposición de la zaga del Castuera. :: J. M. R.
Otro monólogo del Mérida
Tercera

Otro monólogo del Mérida

Tras otra goleada fácil, esta vez ante el Castuera, el equipo de Alcázar se clasifica de forma matemática para el playoff de ascenso

FERNANDO GALLEGO

Lunes, 30 de marzo 2015, 07:33

Pues la sensación es esa, que la categoría se le está quedando muy pequeñita al Mérida. Sobre todo si uno atiende a los partidos en el Romano. Alineó el técnico emeritense siete caras nuevas respecto al 'once' del jueves ante el Olivenza y el equipo volvió a marcarse un monólogo, sobre todo en la segunda mitad. El estadio entero acabó cantando y haciendo la ola, convencido que el destino de este equipo no puede ser otro que...

Y aunque Alcázar abrió una ventana a la autocrítica («a partir del minuto quince y hasta el descanso el equipo no me gustó, bajó la intensidad»), el marcador, sopesado el peso en el partido de unos y de otros, se antojó corto, como tres días antes frente al Olivenza. Y se relajó el Mérida porque esta vez abrió la lata demasiado pronto. Corría el minuto cinco cuando Camps templó con la cabeza un balón que llegaba de la estratosfera para que Perera, quién si no, cazase el cuero sin dejarlo caer para mandarlo a una de las escuadras.

Está sumando Alcázar un puñado de futbolistas en su mejor momento de la temporada. Los casos más claros son los de Perera (y no solo por los goles) y Dani Alonso (y no solo por los pases). La capacidad de sacrificio y trabajo del primero y la capacidad de mando y pausa del segundo están siendo claves en el momento que atraviesa el equipo, que ayer encima le sumó el notable partido de Cristo y de Camps.

Pero tenía razón Alcázar: el equipo perdió paulatinamente la intensidad y las ocasiones se fueron sucediendo más por pura inercia que como consecuencia del juego. En este Mérida de hoy, aceptando su calidad y superioridad, todo pasa por la velocidad que le quiera meter a los partidos.

Hasta que le aguantó el físico

El Castuera se plantó con siete bajas capitales en el Romano, y no dio mala imagen a pesar de ser un equipo que entrena una vez por semana. Estuvo aceptable. Salió más de lo esperado de la cueva en la primera mitad y aguantó físicamente hasta el 2-0. A partir de ahí, eso sí, dejó de existir.

El 2-0 apareció nada más levantarse el telón del segundo acto. Dejaron a David Camps darse la vuelta plácidamente en el área grande y el balear no suele perdonar ninguna de esas. Se revolvió y la pegó raso y ajustado, sin mirar, como sabiéndose de memoria las medidas del área. Arrancada de Cristo, Amaro encuentra a Camps y éste hace lo que sabe.

Necesitaba Alcázar ir recuperando la confianza de varios de sus jugadores. Cristo no marcó pero volvió a ser Cristo, Santi Amaro pesó en todo el partido y David Camps solo es David Camps por el gol y ayer se llevó dos.

Ese primero y otro segundo que medio se fabricó él. Aprovechó en el 57' un regalo de la defensa del Castuera para marcharse mano a mano ante Peters, lo trastabillaron por detrás y de esa falta al borde del área, que lanzó magistral Dani Alonso, se aprovechó del fallo del guardameta del Castuera, que no blocó la bola, para empujar de cabeza el rechace a la red. A esas alturas los turroneros estaban ya bien fundidos.

La cuenta la redondeó Toni, que a pesar de su sobrecarga del jueves tuvo sus minutos para darle descanso a Perera. Dani Alonso volvió a botar una falta lateral, Peters volvió a despejar mal en la salida y el delantero cacereño cabeceó la ocasión a puerta vacía.

Ya decimos, con siete rotaciones, sin Troi (lesionado), Borja y Borrego (tocados) y Kimo (con su selección), el Mérida se clasificó matemáticamente para el playoff de ascenso a falta de siete jornadas para el final. Pero eso no es motivo de celebración. Es mero trámite. Lo de este equipo es mucho más gordo.

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