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A. G.
Domingo, 29 de noviembre 2015, 11:56
La esgrima extremeña ya tiene su primer rostro, el del cacereño Íñigo Fuentes, un espigado espadista de 16 años que en su primera competición oficial consiguió entrar en la fase final en un torneo de categoría absoluta. Íñigo, junto a Rodrigo Carbajo, Jorge Durán, Daniel Morales y entrenadores, viajaron a Madrid para aprender y tomar contacto con la competición y lo hicieron mucho mejor de lo razonable.
Íñigo comenzó su aventura con la esgrima hace cinco años. Jugaba al baloncesto -«No se me da mal»-, pero en su colegio Vicente Santos comenzó a impartir la esgrima como una actividad extraescolar y probó suerte junto a un amigo -«Más que otra cosa por curiosidad»-. Probó, se enganchó y del colegio pasó al Club San Jorge, donde empezó a competir -«Ya no era solo una diversión, entrenábamos para competir».
Esas primeras competiciones fueron el año pasado, pero poco o nada tienen que ver con lo que se encontró hace dos semanas en Madrid. «Antes, si éramos 20 o 30 en el torneo éramos muchos. En Madrid había 20 pistas en las que se combatía sin descanso. Allí nadie te avisa de que es tu turno, si no te espabilas estás perdido».
Íñigo llegó de los primeros al pabellón, y según se llenaba de gente, más impresionado estaba. «Al principio estaba un poco tenso, pero cuando empezaron los combates me tranquilice». Esa tranquilidad le llevó a superar la primera fase con una balance de tres victorias y dos derrotas. Después, llegó un combate eliminatorio en el que Íñigo se cruzó con un valenciano al que derrotó por 15-7: «Es el combate en el que más cómodo he estado en mi vida».
Ese combate le dio acceso a la fase final de torneo, pero ya cansado, y enfrentándose a espadistas que se habían clasificado por ránking, poco pudo hacer. «Perdí todos los combates. Estaba muy cansado y lo que quería es que acabará cuanto antes. La competición comenzó a las ocho de la mañana y yo terminé a las seis de la tarde. Si hubiera seguido adelante, hubiera acabado a las nueve de la noche», explica Íñigo, que entre combate y combate tuvo tiempo de conocer a mucha gente. «Me presentaron a varios entrenadores, al presidente de la Federación Española, charlé con gente como Pirri...». José Luis Abajao, Pirri, consiguió en Pekín un bronce que es, de momento, la única medalla olímpica de la esgrima española.
Su buen papel ante tiradores de mayor experiencia le abren indirectamente la puerta de una buena actuación en el Campeonato de España de su categoría, M17. «Para eso estamos trabajando», confiesa Íñigo, que ya está «enganchado» a la competición como en su día se enganchó a la esgrima.
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