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Amador Álvarez, ante el Ayuntamiento de Carrascalejo. :: m.a.m.
Que 40 años no es nada

Que 40 años no es nada

Amador Álvarez, el único alcalde extremeño que lleva en el cargo desde 1979

MIGUEL ÁNGEL MARCOS

Miércoles, 13 de mayo 2015, 08:54

carrascalejo. En 1979 gobernaba en España la UCD de Adolfo Suárez; Extremadura tenía una Junta preautonómica presidida por Luis Ramallo y en la televisión de entonces se estrenaban 'Barrio Sésamo' o 'Dallas'.

Ese mismo año, tan lejano ya en el tiempo, Amador Álvarez, por entonces un joven maestro de 34 años, se convertía en el primer alcalde democrático de Carrascalejo, una pequeña población de la Jara cacereña situada a los pies de la sierra de Altamira. Y ahí continúa, 36 años y nueve legislaturas después, tras ganar otras tantas elecciones, dos con una lista única y siete con mayoría absoluta. El día 24 aspira a la décima.

«A veces me da hasta vergüenza decirlo», confiesa a HOY. Y no es para menos, puesto que es el único alcalde de Extremadura que se mantiene desde las primeras elecciones municipales al frente de un consistorio. En toda España apenas quedan 30.

«Me empujaron los amigos para que me presentara después de insistir mucho, porque estaba de maestro en el pueblo y yo iba mucho a Cáceres, ya que mi mujer es de allí, lo que aprovechaba la gente del pueblo para encargarme cosas y hacerles gestiones. Lo consiguieron después de tres noches en mi casa hasta las tres de la mañana, haciendo una lista con la UCD. Era para una legislatura y ya ves.».

El veterano alcalde popular, de 70 años recién cumplidos, recuerda que entonces al Ayuntamiento «no iba nadie», porque apenas daban servicios al no haber dinero. «A lo único que iban era a tener pequeños juicios, una linde, un golpe. Sin embargo hoy se han transformado de tal manera que siempre hay gente, incluso en los pueblos pequeños, porque damos toda clase de servicios, como la ventanilla única, los servicios sociales de base. La primera puerta que se abre para cada necesidad son los ayuntamientos». «Ha cambiado todo mucho», afirma, a lo que ha ayudado de forma considerable la transformación que han sufrido las carreteras de la región en estas décadas y la revolución que han supuesto las nuevas tecnologías.

Energía y experiencia

Después de 36 años en la alcaldía, Amador Álvarez reconoce que es evidente que no tiene la misma energía que cuando empezó, algo que suple con experiencia, pero que le sigue ilusionando por hacer cosas por su pueblo y ver cómo poco a poco va mejorando en cuanto a infraestructuras y servicios. «Carrascalejo se ha reinventado. No tiene nada que ver el Carrascalejo que recibimos con el de ahora. Piensa que en estos años se han invertido más de 9 millones en un pueblo que ahora tiene menos de 300 habitantes».

Y esa es, precisamente, una de las espinas que tienes clavadas. La despoblación, ya que llegó a tener más de 500 vecinos, y el envejecimiento. «Pero es normal. Los jóvenes tienen pocas oportunidades en los pueblos y buscan su futuro en las ciudades».

Eso sí, para los que se quedan procura que tengan los mejores servicios que puede ofrecer un pueblo pequeño. De lo que más orgulloso se muestra es de la construcción de la residencia de mayores, que costó cerca de 3 millones de euros, con escasa aportación municipal, y que da trabajo a una veintena de personas. Aunque también le satisfacen otras inversiones menores, como la pista de pádel, que en determinadas épocas «no tiene horas libres».

«Cuando ves que la gente está feliz porque le das esos servicios, que el pueblo avanza, ves que merece la pena. Y eso que la política local es la más dura. A la gente le preocupa que no haya recogida de basura, el agua, una bombilla o una acera que está mal y la primera puerta a la que llama es a la del alcalde. He estado en otros cargos (en la Diputación Provincial y en el Congreso de los Diputados) y es la tarea más satisfactoria».

En el mismo apartado que la pista de pádel, el del ocio y el turismo rural, se enmarca el objetivo que ahora persigue, que es cubrir el polideportivo que hicieron hace 30 años para poder acoger otros eventos. En especial los que se realizan en las fiestas patronales de San Mateo, a finales de septiembre, para dejar de estar pendiente de si llueve o no llueve.

Si vuelve a ganar, claro. En esta ocasión tendrá como rivales a una candidatura del PSOE «formada por gente de fuera» y a otra de Ciudadanos, con vecinos del pueblo. ¿Y no ha tenido nunca la intención de dejarlo? «Más de una vez -reconoce-. Pero me decían que era egoísta si lo dejaba y, por otra parte, los jóvenes son muy reacios a participar, prefieren que se lo den todo hecho. Aunque ahora lo normal es que ésta sea la última vez que me presente, primero por edad y segundo porque hemos incorporado a gente joven, de los pocos que hay. La persona que va de número 2 tiene 25 o 26 años y por ahí puede ir el relevo».

Mientras tanto acude al Ayuntamiento a diario, a veces para hacer más tareas de funcionario que de alcalde, ayudando al secretario con los papeles y en otras cuestiones similares, porque además está jubilado, tiene a los nietos en Madrid y dispone de mucho tiempo. Con un añadido del que presume. En el Ayuntamiento de Carrascalejo ni él ni los concejales nunca han cobrado nada. Nunca ha estado liberado. Solo se cobra el kilometraje, «y con factura», si hacen un viaje para realizar alguna gestión para el pueblo. Es más, si comen con alguien, se pone la mitad en la factura.

«La verdad es que no me cuesta nada seguir», confiesa, para terminar, el decano de los alcaldes extremeños.

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