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La feria de Cáceres se celebra esta semana. :: firma
Churros y vino de Cariñena
UN PAÍS QUE NUNCA SE ACABA

Churros y vino de Cariñena

Las ferias y fiestas extremeñas evolucionan y emiten mensajes

J. R. ALONSO DE LA TORRE

Martes, 27 de mayo 2014, 09:07

Comienza la temporada de ferias: Cáceres, Plasencia, Badajoz, Mérida, Almendralejo y así, una detrás de otra, hasta la feria de Zafra. Las ferias y fiestas de Extremadura parecen seres vivos: evolucionan, cambian, algunas mueren, otras se aletargan y reviven años después.

Cada feria extremeña tiene su gracia. La de Badajoz se identifica por el ambiente taurino, la de Plasencia se diferencia por sus cañas a mediodía en el centro, la de Zafra es la que más se centra en el ferial, donde se desarrolla todo, y la de Cáceres, que empieza ahora, se caracterizaba por las casetas de ambiente inenarrable, pero desde el año pasado ha entrado en un proceso de mutación que no se sabe cómo acabará.

Cada generación tiene su feria. Para la mía, decir feria es decir churros colgando de un junco, algodón de azúcar, paquetes de patatas fritas, cacharritos y circo. Lo de las casetas y las cañas a mediodía en el centro de la ciudad nunca me ha emocionado porque no está inscrito en mi memoria. Puede resultar divertido tomar algo en un bar céntrico decorado con farolillos o comer en una caseta mientras tres gogós se contorsionan sobre la barra, pero ambas prácticas me resultan tan extrañas como beber una caipiriña en un bar de Punta Cana. Es agradable, pero no es mi feria.

Beber rebujito y comer sepia, ya sea en una caseta o en el centro de la ciudad, rodeado de señoras vestidas de faralaes me deja tan frío como beber un licor con un lagarto dentro mientras pico saltamontes churruscados en una pagoda de Vietnam. Lo mío son los pinchos morunos y el vaso de tinto de Cariñena con un barquillo dentro mientras desde la caseta municipal llega la voz de Rocío Jurado.

Pero ya digo que cada generación tiene su feria y por eso, el ferial tiene su espacio para cada generación: hay puestos de vino de Cariñena para los de 50, un vino que jamás he probado fuera de la feria, y macetas de calimocho para los de 20.

En las ferias hay de todo, pero, fundamentalmente, te animas a hacer lo que no haces nunca: comer coco, ponerte gorros imposibles, mover tu cuerpo siguiendo las órdenes de un mulato y gastarte 50 euros para ganar una sandwichera pinchando globos. ¡Una pasada!

Este año, la primera feria de la temporada, la de Cáceres, sigue mutando sin saber bien hacia dónde va. Lo único inmutable es el concurso hípico, una rareza casi ancestral que convierte a los cacereños durante una semana en expertos en saltos y en apostadores convulsivos. Se acaba el concurso y casi nadie vuelve a acordarse de la hípica el resto del año.

Hasta ahora, la feria cacereña tenía los peores carteles taurinos entre las grandes, pero el mejor ferial y el mayor número de casetas. La fiesta se desarrollaba íntegramente en el recinto festivo de la carretera de Mérida y esa era la marca y la diferencia de la feria cacereña.

Pero desde el pasado año, la feria, al mediodía, se está trasladando paulatinamente al centro de la ciudad, como siempre ha sucedido en Plasencia y había empezado a pasar en Badajoz. Este año, habrá feria de día en la zona de la plaza Mayor y en el entorno de Obispo Segura Sáez, al lado de Cánovas. La generación que fue feliz en las casetas no ve bien este cambio. Pero eso es como si yo exigiera que solo hubiera puestos de churros con junco y de vino de Cariñena con barquillo.

Otra novedad son los carteles taurinos, que, de la mano de Lances de Futuro, no solo han pegado un subidón de calidad y atractivo formidable, sino que, además, han incorporado el diseño y el buen gusto a la promoción de la fiesta.

Las ferias evolucionan y comunican. Hay una generación que fue feliz en las ferias «políticas» de los 80, de la caseta del PCE a la del PSOE. Las casetas de la izquierda desaparecieron y dejaron sitio a la de un PP hegemónico. Este año, parece ser que vuelve el PSOE a la feria de Cáceres. También en ese punto hay mensaje.

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