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El castillo de Portel preside la plaza principal del pueblo. :: E.R.
Portel: cruceros y paisajes
UN PAÍS QUE NUNCA SE ACABA

Portel: cruceros y paisajes

Terrazas del Alentejo donde comer y beber contemplando el infinito

J. R. Alonso de la Torre

Sábado, 31 de mayo 2014, 09:02

Fin de semana y excursión por el Alentejo. Hoy vamos a viajar hasta Portel, un municipio sencillo y tranquilo, lo cual no es mucho decir en esta región portuguesa. Cuando un extremeño le habla a un lisboeta de la calma portuguesa, la respuesta es una sonrisa irónica y un matiz: «No os confundáis, los extremeños conocéis sobre todo el Alentejo, donde la prisa está prohibida, pero el resto de Portugal no es así».

Sea. Y aprovechémonos de vivir al lado de la calma. Así que cojamos el coche y acerquémonos a pasar el día en Portel y sus fregresías, visitando primero uno de los miradores más bonitos del Alentejo, que tiene la ventaja sobre otros más famosos de la Raya (Marvão, Monsanto o Monsaraz) de que no está descubierto por el turismo, no hay rastro de españoles alborotando y la calma se multiplica por tres.

El pueblo-mirador que les recomiendo se llama São Bartolomé do Outeiro y queda entre las ciudades de Évora y Beja. En la carretera que une ambas capitales está Portel, la capital del municipio. De este pueblo sale una carretera que va a Viana do Alentejo. Una vez pasado Oriola, hay que girar a la derecha siguiendo las indicaciones que llevan a São Bartolomé, una aldea blanca y coqueta que vigila la llanura.

Ascendiendo hacia el pueblo, abundan las flores y las casas construidas con gusto. Al llegar al núcleo urbano, la calle te va llevando en zigzag hasta lo alto del pueblo. Hay que aparcar en la misma calle, en la cumbre, y salir a disfrutar del paisaje espectacular. La llanura alentejana lo domina todo. A oriente, las sierras españolas, el silo gigante de Reguengos de Monsaraz. Al norte, Évora, al sur, el embalse de Alvito y al oeste, Viana do Alentejo.

En esa misma calle se encuentra el bar restaurante Miradouro. Su terraza es una de las mejores «esplanadas» del Alentejo para tomar algo o comer rodeado de portugueses castizos. Los platos andan todos entre ocho y nueve euros y la regla general es pedir solo un plato so pena de dejar el segundo. La última vez que estuvimos por allí ofrecían cocido, bacalao o arroz de marisco.

São Bartolomé do Outeiro tiene para entretener un rato: las cañas con paisaje, la comida con horizonte, el café con postales. Después, las últimas fotos y al coche porque el pueblo no da mucho más de sí. Para la tarde, Portel, la capital del municipio.

Este pueblo destaca por su castillo, que preside una coqueta y señorial plaza principal, donde abren los restaurantes del pueblo. Si buscamos una buena relación calidad-precio, recomendamos el Chafariz: un arroz de pato delicioso y abundante, la bebida, el postre y el café, 17 euros.

En el término municipal de Portel, al lado opuesto de São Bartolomé, queda el embalse de Alqueva con el complejo náutico Amieira Marina, de donde parten los cruceros fluviales para recorrer el lago de Alqueva en barcos casa, que se pueden alquilar por un día o por el tiempo que se desee. Se puede atracar en los muelles de Luz, Mourão, Juromenha o Monsaraz y acercarse a visitar estos pueblos a pie o en las bicicletas que lleva el propio barco.

El crucero se aprende a pilotar en dos horas y su máxima velocidad es de 10 kilómetros a la hora. En junio, julio y septiembre, un fin de semana (dos noches) en un barco para dos-cuatro personas sale por 949 euros y por 1.116 en agosto. Si el barco es grande, con capacidad para diez personas, los precios suben: 1.635 euros el fin de semana en junio, julio y septiembre y 1.924 en agosto. Más barato resulta contemplar la puesta de sol desde la terraza del bar de Amieira Marina y terminar así esta excursión por Portel y sus «fregresías».

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