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Ángel González, alcalde de Oliva de Plasencia, contempla la zona arrasada por el fuego. :: andy solé
«No me creo que haya sido otra colilla»

«No me creo que haya sido otra colilla»

El fuego se inició en ambos casos junto a la carretera, en dos puntos separados por apenas un kilómetro

CLAUDIO MATEOS

Sábado, 23 de agosto 2014, 00:17

Una vez, puede ser, pero dos en menos de una semana y en lugares situados apenas a un kilómetro uno de otro, ya es más raro. Es la sospecha lanzada ayer por el alcalde de Oliva de Plasencia, el socialista Ángel González, tras ver cómo el fuego ha afectado a su pueblo dos veces en cinco días, la segunda el pasado domingo durante más de cinco horas en las que las llamas llegaron a acercarse a tan solo un centenar de metros de las casas.

El primer incendio fue el pasado martes por la tarde. Tuvo su origen en una cuneta de la N-630, junto al cruce donde se toma la carretera de Oliva de Plasencia. Entonces la dirección en la que soplaba el viento hizo que las llamas se propagasen sierra arriba, hacia la finca Valcorchero, y que la mayor parte de las aproximadamente 300 hectáreas de monte bajo y alcornocal que ardieron estuvieran dentro del término municipal de Plasencia. El día siguiente la Junta de Extremadura informó de que los técnicos del Plan Infoex y de la Guardia Civil habían concluido que el fuego comenzó por una colilla de cigarro, es decir, por una imprudencia.

Apenas a un kilómetro de allí, ya en la misma carretera de la Oliva, empezó el domingo un nuevo incendio, también en la cuneta. En esta ocasión el viento soplaba en sentido contrario y las llamas rodearon parte del pueblo, quemando pasto y matorral durante más de cinco horas que se hicieron interminables para los vecinos, y movilizando a 13 retenes y diez medios aéreos del Infoex. «Las llamas llegaron a cien metros de las casas y los propios vecinos ayudaron a los retenes a pararlas haciendo cortafuegos como podían, porque apenas tenían herramientas», apunta el alcalde. Finalmente no llegó a haber ninguna vivienda afectada, aunque sí murieron quemados dos terneros de una finca. Poner a salvo a las reses fue la prioridad de gran parte de los vecinos en un municipio de 300 habitantes dedicado principalmente a la ganadería. Tuvo que avisarse por la megafonía del pueblo para que la gente mantuviera la calma ante el aluvión de rumores infundados que se iban propagando a través de Whatsapp.

El mayor peligro, según explicó González, se vivió cuando el fuego se aproximó a muy pocos metros de una vivienda que se encuentra situada a las afueras del municipio y que las llamas no llegaron a alcanzar gracias a la labor coordinada de los vecinos y los retenes. «Hubo ratos en los que lo pasamos muy mal, la verdad», afirmó. El viento cambió de dirección en varias ocasiones, lo que provocaba que el fuego se reavivase cada vez que parecía que estaban a punto de controlarlo, hasta que pasadas las cinco de la tarde lograron estabilizarlo. Había comenzado a las doce de la mañana.

Una vez superado el susto y tras declararse ayer extinguido el incendio, después de quemar también en este caso unas 300 hectáreas, la atención se centró en intentar determinar las causas. En la última nota de prensa emitida por la Consejería de Medio Ambiente no se especificaba esta vez ningún posible origen. Es una tarea sobre todo de los técnicos del Seprona, que ayer por la mañana se encontraban analizando la zona en la que se iniciaron las llamas, pero Ángel González ya avisa de antemano de que, en su opinión, y en la de muchos de los lugareños, se trata de algo intencionado. «No me creo que haya sido otra colilla, ni me creo que en el del otro día lo fuera. Yo he trabajado muchos años en el campo y sé lo difícil que es que prenda una colilla en el pasto, más aún dos en tan poco tiempo y una casi al lado de otra», apunta el alcalde, quien sospecha directamente de la existencia de un pirómano que pueda estar actuando en la zona. Recordó además que la misma tarde del incendio de Valcorchero, un par de horas antes, se había declarado otro en la circunvalación norte de Plasencia, también junto a la carretera, que fue rápidamente sofocado gracias a la cercanía de ese lugar con el parque de bomberos de la ciudad.

A la espera del informe

En Plasencia, cuyo término fue el más afectado por el incendio del martes, y además en un paraje protegido como es Valcorchero, las autoridades prefieren esperar a conocer el informe oficial antes de pronunciarse, si bien una fuente municipal matizó ayer que tampoco ellos tienen ya tan clara la teoría de la colilla. Son demasiadas coincidencias en demasiado poco tiempo y escaso espacio de terreno.

El alcalde de la Oliva reconoce que, aunque ya no hay fuego, él no está tranquilo, ni tampoco los vecinos. «La gente está preocupada porque se pueda volver a repetir», afirmó. También aprovechó para reiterar una petición que ha elevado ya en numerosas ocasiones a las autoridades regionales, y es que se dote a los pueblos con herramientas y material que los propios vecinos puedan utilizar en caso de incendio, puesto que cuando el domingo salieron a impedir que el fuego llegase a las casas lo hicieron con lo que tenían a mano, recurriendo a tractores y aperos de labranza que no son adecuados para esta tarea.

El alcalde de Plasencia, Fernando Pizarro, en su calidad de presidente de la Federación de Municipios y Provincias de Extremadura (Fempex), pidió ayer «máxima prudencia» ante cualquier acción que pueda desencadenar un incendio forestal. Aseguró que el fuego declarado el domingo en la Oliva «puso en riesgo la vida de mucha gente» y causó una «enorme incertidumbre» entre los vecinos.

Por su parte, el concejal de Interior, José María Nisa, confirmó que este incendio, a diferencia del de hace una semana, no llegó a entrar en el término municipal de Plasencia. El edil se desplazó ayer hasta la finca La Navalonguilla, una de las más afectadas por el fuego del martes, después de que la caída de una encina en cuyo interior aún había brasas candentes provocase un nuevo conato de incendio en la zona que ya se había visto afectada. Los bomberos actuaron rápidamente y las llamas no se propagaron.

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