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¿Qué ha pasado hoy, 2 de abril, en Extremadura?
José Luis García (a la izquierda), en el espacio escénico de su pueblo que él se encarga de enseñar a los turistas. :: lorenzo cordero
La joya desconocida de Garrovillas

La joya desconocida de Garrovillas

El pueblo tiene uno de los pocos corrales de comedias de España, aunque su existencia no es muy conocida más allá del municipio

Antonio J. Armero

Lunes, 23 de febrero 2015, 00:18

No es la primera ni la segunda ni la quinta vez que José Luis García Pizarro se cruza un sábado o un domingo con una pareja de turistas paseando por la preciosa plaza de la Constitución de Garrovillas de Alconétar (2.226 habitantes) y les aborda para hacerles una propuesta. Con las llaves del corral de comedias en el bolsillo, les comenta la joya que tienen en el pueblo, les abre la puerta y con gusto, les enseña ese espacio escénico singular, de los que hay muy pocos en España. «Yo soy un enamorado de mi pueblo, me encanta que la gente que nos visita se vaya de aquí con un buen recuerdo, y por eso les enseño el corral de comedias», comenta José Luis, garrovillano de pro y miembro del grupo de teatro local, que como no podía ser de otra forma, se llama Corral de comedias.

Ese sitio en el que el grupo ensaya cada viernes que puede está en la plaza porticada del pueblo, mencionada casi siempre que alguna publicación elige las más bonitas del país. El corral de comedias ocupa «los solares de las antiguas carnicerías y casas de alguaciles», señala el ayuntamiento en su web, donde se especifica que su construcción empezó a gestarse en el año 1985. La función de estreno se celebró el jueves 10 de agosto de 1989, y dos días más tarde, HOY publicó la crónica de aquella representación inicial, a cargo de la compañía Teatro de Cámara de Madrid, que puso en escena 'Entremeses', 'El viejo celoso' y 'La cueva de Salamanca', de Miguel de Cervantes.

«Una caja de bombones»

«El arquitecto José María Escribano tenía razón cuando definió su obra como una pequeña caja de bombones», recogía el periodista Sergio Lorenzo, a quien el corral recién inaugurado le pareció «como un precioso teatro recortable hecho realidad».

Esa impresión sorprendente la experimentan hoy algunos de los que visitan por primera vez el sitio, que nació envuelto en la ilusión de unas expectativas que no se han cumplido. Las declaraciones públicas de las autoridades provinciales y regionales situaban al corral de comedias de Garrovillas como una futura referencia en la escena extremeña. Y no ha sido así. «Es cierto que no se han cumplido las expectativas en lo que se refiere a la función para la que fue concebido, la teatral, pero el corral no está cerrado ni mucho menos, en él se celebran muchos eventos, y está muy solicitado, o sea, que está cumpliendo una función muy importante más allá del teatro», reflexiona Cándido Javier Gil, alcalde del municipio por la Plataforma Socialista Democrática de Garrovillas de Alconétar (pese al nombre, no tiene ninguna relación con el PSOE), que gobierna en coalición con el PP.

El espacio salió adelante no sin cierta polémica entre la Diputación de Cáceres y la Junta de Extremadura, administraciones que impulsaron su construcción junto al Ministerio de Cultura. El Corral tiene tres niveles y costó 40 millones de pesetas (240.400 euros), 32 de ellos aportados por el gobierno regional y ocho por la Diputación. Ramón Suárez, entonces vicepresidente de la institución provincial, se mostró partidario -así lo recogió HOY el 8 de agosto de 1988- de «dar un tirón de orejas» a Jaime Naranjo, consejero de Educación y Cultura.

El trasfondo de la polémica eran los acuerdos sobre quién debía pagar ciertos gastos del proyecto. Su construcción se anunció en marzo del año 1986, y entonces se especificó que se diseñaría tomando como base el de Almagro y que lo más probable es que las primeras obras se representaran en el verano de 1988. No fue así. Hubo que esperar un año más de lo previsto inicialmente. Se contactó con Adolfo Marsillach para que se ocupara de la programación del corral una vez inaugurado, pero la idea no fue más allá. Se habló de constituir un patronato que gestionaría el espacio escénico, y en el que se implicaran los municipios de la zona, pero no hay rastro de tal organismo.

Concierto, conferencias...

A día de hoy, el corral de comedias de Garrovillas de Alconétar tiene fundamentalmente un uso local. Lo utiliza para ensayar el grupo que lleva su nombre. Y también el de las amas de casa, para lo mismo. También se han celebrado en él conciertos, citas populares como el concurso de villancicos de Navidad, conferencias y reuniones de colectivos sociales. «Es la sede de las jornadas sobre Historia de Extremadura, y también del Memorial Domingo Marcos Durán de música renacentista», detalla el regidor, que añade que «hay que agradecer mucho la labor que desarrolla el grupo de teatro local, que es quien más se preocupa por el corral».

En él se proyectó el 11 de enero de 1997, a las cinco y media de la tarde, 'Si las plazas hablasen', documental de la RNTV e Ikon Televise, de Holanda, y dirigido por Rob Hof. Aquel día, el sitio se llenó. En realidad, es lo que sucede casi siempre que se celebra en él alguna propuesta cultural. Su aforo es pequeño: 250 personas. Esto limita la entidad de los actos que en él pueden celebrarse. Pero no sus posibilidades desde el punto de vista turístico.

«No tenemos recursos para disponer en el pueblo de una oficina de turismo -explica Cándido Javier Gil-, pero estamos formando a jubilados para que de forma voluntaria hagan de guías, enseñando no solo el corral, sino el resto de atractivos que tiene el pueblo». El primero de ellos es la plaza porticada. Pero también el órgano renacentista, uno de los más antiguos de Europa, o el convento de san Antonio de Padua. Y claro está, el corral de comedias.

En su puerta, José Luis Gil colocó un cartel que aún luce. En él se ofrece para guiar visitas a ese espacio escénico que nació rodeado de ruido mediático y ha vivido -un cuarto de siglo ya- más bien lejos de los focos. En la puerta del corral está el teléfono móvil de José Luis. Y él atiende encantado. «A veces -comenta- terminamos la visita subiendo al tejado, desde donde hay una vista de la plaza preciosa». Y añade: «A la gente le encanta, y a veces vienen turistas a los que les han dicho que no se vayan de Extremadura sin visitar la plaza de Garrovillas y su corral de comedias».

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