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Celestino J. Vinagre
Viernes, 5 de junio 2015, 00:38
La derrota electoral del PP en las elecciones autonómicas se ha sustentado en buena medida en una debacle municipal. El centroderecha extremeño, que había acumulado en 2011 su mayor cuota de poder territorial en Extremadura, ha perdido, además de las dos diputaciones, la práctica totalidad de otras instituciones básicas en la región: las mancomunidades. Esas asociaciones de municipios tienen un peso específico por el volumen de servicios que aporta a los pueblos y los presupuestos que manejan, a pesar de que la crisis ha recortado sus números y su presencia en la comunidad (más del 95% de los municipios están mancomunados).
Si hace cuatro años el PP controló la mitad de esas entidades (14 de 28), ahora solo retienen dos. En cambio, el PSOE presidirá como mínimo veinte y es muy posible que al menos otras tres de las cinco que todavía están en duda. Respecto a hace cuatro años ha desaparecido una que también controlaban los populares, la de Tierra de Barros, disuelta en buena medida tras el abandono de Almendralejo de la misma.
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El vuelco en el mapa mancomunado extremeño es espectacular tras el veredicto de las urnas el pasado 24 de mayo. Los populares solo presidirán las mancomunidades de Las Hurdes (cinco localidades) y la de Campo Arañuelo (integrada por veintiún municipios). Entre las más significativas recuperadas por los socialistas están las del Valle del Jerte, Villuerca-Ibores y Vegas Bajas.
Además el PSOE mantiene la de La Serena, por la que litigó judicialmente el PP la pasada legislatura. Esta mancomunidad es la que más peso económico y territorial tiene dentro de la provincia pacense y está integrada por trece localidades.
Certezas e incógnitas
«Es consecuencia directa de nuestros buenos resultados locales y de una apuesta por el mundo rural para que no se cierre ningún pueblo en la región, algo que ya ha ocurrido en otros sitios de España», resume Santos Jorna, responsable de mancomunidades del PSOE y nuevo diputado autonómico tras dejar la Alcaldía de Arroyo de la Luz.
«Los socialistas apostamos por mantener servicios también en las zonas rurales y porque la gente quiera vivir allí si lo desea», agrega Jorna en declaraciones a este diario.
«Los resultados mandan. Cuando cambian los pueblos de partido cambia la presidencia de la mancomunidad aunque normalmente se pactan las cosas», resume resignado Juan José Amo, alcalde popular de La Morera y todavía presidente de la mancomunidad Zafra-Río Bodión, una de las que tenía el PP en la provincia de Badajoz.
Ahora la formación conservadora no tendrán ninguna previsiblemente en esta provincia aunque hay tres todavía en duda respecto a quien la dirigirá; la de Sierra Suroeste (comarca de Jerez); Lácara-Los Baldíos (Alburquerque y zona de influencia) y Tentudía (Monesterio y entorno).
En la de Jerez (ocho municipios, aunque serán nueve con la vuelta de Oliva de la Frontera) se está pendiente de quién gobernará en Salvatierra de los Barros (PP y PSOE empataron a ediles, decide un edil de Extremeños). No obstante, la vuelta a la mancomunidad de Oliva (alcaldesa socialista) y lo sucedido en esta legislatura, donde la presidió el PP a pesar de que solo tenía a dos alcaldes de nueve y se pactó la presidencia entre todos mirando quién gobernaba en la Junta, invitan a pesar en que el presidente de Sierra Suroeste será socialista.
En Tentudía es posible que repita el independiente Antonio Carmona, alcalde de Bienvenida. En esa mancomunidad del sur extremeño, PSOE_y PP tienen cuatro alcaldes y queda pendiente por resolver quién mandará en Cabeza la Vaca, aunque probablemente IU mantendrá el bastón de mando.
«Aquí hubo un consenso entre todos y se decidió que yo fuera el presidente de la mancomunidad. En todo caso, lo importante es que siga habiendo acuerdos y podamos ofrecer servicios a nuestros pueblos porque las mancomunidades son básicas para el desarrollo de Extremadura», reflexiona Carmona.
Tajo-Salor
En la provincia de Cáceres queda pendiente por resolver quién controlará a la que es posiblemente la mancomunidad más relevante, la de Tajo-Salor, compuesta por quince municipios, en los que viven unos 15.000 habitantes y que en el último año manejó un presupuesto de 1,7 millones de euros.
En Brozas, Talaván y Garrovillas de Alconétar no está oficialmente cerrado quién mandará y de ello depende si Alfredo Aguilera, alcalde de Malpartida de Cáceres (PP) y presidente de la mancomunidad, seguirá al frente de Tajo-Salor. No obstante, todo apunta a que repetirá.
«Habrá que esperar al día 13, cuando se eligen los alcaldes», añade Aguilera, para quien las mancomunidades, a pesar de que hayan visto reducidos drásticamente sus presupuestos porque funcionan básicamente por programas financiados por la Junta y el Estado, son «la herramienta para hacer sostenible el funcionamiento de las administraciones locales». Aguilera incide en que si desaparecieran se crearía un problema serio a sus ayuntamientos.
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