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Ana B. Hernández
Domingo, 6 de marzo 2016, 00:31
Aunque hay diferentes versiones por parte de los expertos, la alta capacidad se puede entender como la facultad excepcional que tienen algunas personas de aprender o razonar. La alta capacidad intelectual, que habitualmente se detecta durante la Educación Primaria, no presupone una superioridad en todas las áreas pero sí requiere una forma de aprendizaje diferente, ajustes en casa y en el colegio para ayudar a quien la tiene a crecer y desarrollar su potencial.
En Extremadura esto se está haciendo con 220 alumnos superdotados. La Consejería de Educación ha aplicado en estos casos las medidas extraordinarias o excepcionales que recoge en el Decreto 228/2014, de 14 de octubre, por el que se regula la respuesta educativa a la diversidad del alumnado en Extremadura. Y en estos casos, por eso, ha acelerado el aprendizaje de los escolares, bien ampliando el currículum con programas de enriquecimiento o bien escolarizando al menor en un curso superior.
Estas medidas llegan después de atender a estos alumnos de alta capacidad con otras medidas consideradas ordinarias, que pasan fundamentalmente por modificaciones de los contenidos que se imparten en el curso en el que esté matriculado el escolar. Por eso en Extremadura son 220 alumnos los registrados en la Consejería de Educación como aquellos que requieren medidas excepcionales para garantizar el desarrollo de su potencial. Pero esto no significa que no haya muchos más con alta capacidad. «Porque aquellos que requieren medidas ordinarias no están registrados, son sus tutores los que las acuerdan, pero no necesitan la autorización por parte de las delegaciones provinciales o la Secretaría General de Educación», señalan fuentes del departamento que dirige Esther Gutiérrez. De hecho, las investigaciones al respecto estiman que entre un 10 y un 15% de la población escolar tiene alta capacidad. Sin embargo, su detección es hoy deficitaria en la escuela, también en la extremeña.
«De hecho son los padres los que habitualmente se ocupan de pedir las evaluaciones a los tutores y los equipos de orientación de los centros; son los que detectan las cualidades de sus hijos», señala Fátima Murciano Rubia, presidenta de la Asociación de Apoyo de Altas Capacidades de Extremadura (A3CEX).
Es una asociación única en su sector en la región y no ha cumplido los tres años de vida. Cuenta con 92 socios, la mayor parte padres de niños de alta capacidad, que se han unido para dar apoyo a los menores y a sus familias; también para defender los derechos de los menores con alto potencial, esto es, su derecho a una respuesta educativa acorde con sus necesidades.
«El objetivo es que el niño pueda avanzar por el currículum de la manera más adecuada para desarrollar su potencial, con el apoyo educativo que precisa», añade Fátima Murciano.
Una respuesta educativa que hoy es deficiente en Extremadura, según esta agrupación. «Quizás porque el sistema educativo es muy rígido o tal vez también porque falta formación en alta capacidad, la realidad es que no se está atendiendo correctamente esta diversidad». Ni en la atención ni en la detección. «Más bien todo depende de la buena voluntad del tutor del niño, de su interés por querer o no adaptar su ritmo de aprendizaje, de su voluntad o no de cubrir las necesidades que tienen de aprender más rápido», añade la presidenta de A3CEX.
Por estos motivos, la Asociación de Apoyo de Altas Capacidades de Extremadura ha presentado en el juzgado una demanda contra el decreto regional que regula la atención a la diversidad. En líneas generales, la entidad mantiene que al menor no se le tienen que exigir requisitos para que demuestre si tiene o no alta capacidad, sino que se debe tratar de detectar su potencial y contribuir a desarrollarlo. Defiende, como señala el experto Javier Tourón, que «el talento que no se cultiva se pierde».
Y las consecuencias de ello, de una falta de respuesta educativa adecuada, puede desembocar en notables problemas para los menores. «Desmotivación, bajo rendimiento, fracaso escolar, ansiedad, depresión...», detalla Fátima Murciano. Por eso esta asociación reclama detección temprana y respuesta educativa. En definitiva, una atención real a la diversidad.
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